En el marco del certamen Valencia cuina oberta decidimos visitar El Alto de Colón, sin duda su ubicación, primera planta del mercado modernista de Colón, es un reclamo más que sugerente para conocer el restaurante. Teniamos reserva para 4 personas a las 22h. La mesa muy bien vestida y equipada, buena separación entre mesas y mobiliario cómodo. Comienza la cena con un aperitivo de la casa, chips de zanahoria y yuca, pequeño tentempié hasta la salida de los entrantes, acompañamos con cerveza cruzcampo reserva (uno de los patrocinadores del certamen).
Detallo el menú,
Entrantes:
Lata de "clotxinas" al natural. Simpática presentación simulando una lata de conservas, buen sabor y textura.
Caballa en escabeche con hígado de rape. Sabroso, aunque quizá predominaba en exceso el sabor del escabeche.
Bacalao con coliflor y huevas de mújol. Sin duda el plato menos acertado, el bacalao muy seco, el acompañamiento correcto.
Plato principal:
Presa Ibérica con cremoso de patatas fritas y aceite de sobrasada. Muy bueno.
Postre:
Torrijas de "orxata" con helado de canela. Delicioso, o al menos ese fue el comentario generalizado de la mesa.
Acompañamos la cena con un vino tinto, Valpiedra reserva 2005, muy bueno, lástima que al servirnos las últimas copas escurrieran de tal manera la botella que tuvieramos más sedimento que líquido en las copas. El servicio fue en todo momento correcto pero sin transmitir nada más allá del mero trabajo mecánico. Por tanto correcto pero frío.
Finalizamos la velada con dos cafés y dos copitas de pedro ximenez, acompañadas con unos buenos petit fours.
Velada agradable y buena comida en un bonito entorno, peró me quedé con la sensación de que lo mejor de El Alto es el marco arquitectónico en el que se encuentra. Me faltó calidez y personalidad en sala.