Después de encontrar dos locales cerrados definitivamente, otro dos cerrados el domingo noche y una fugaz visita a la Cafetería Luzmela (ni me molestaré en comentarla), acabamos aquí.
Como la amplia terraza estaba llena, nos acomodaron en el comedor interior. Decoración rústica. Servicio atento y de trato familiar. Menaje sencillo. Carta tradicional. No miré los vinos.
Cena para dos a base de platos para compartir. Raciones generosas.
- Salpicón de pulpo (14,90 €) - Bien. Tenía bastante pulpo, que es más de lo que solemos encontrarnos por ahí.
- Rabas (8,50 €) - Bien.
- Cachón de la bahía en su tinta (11,90 €)- Bastante bueno y tierno.
Sin postres. Para beber, una cerveza (2,60 €) y una botella grande de agua (3 €). Completó la cuenta un servicio de pan (1,50 €).
Para ser una sexta opción, nada destacable pero no estuvo mal.
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