Voy a coincidir con Karlitos, ya que me parce una opción muy sería. Veníamos de un frustrado intento de comer en una buena mesa en Villa Cipriani (Susana muy profesional intentó que no quedásemos pero la opción de una mesa sin vistas no nos sedujo, máxime cuando no estuvieron muy afortunados con un aperitivo en la terraza por 18 € -martini y copa vino blanco Madeira de mesa-... ¡sin una mísera aceituna!).
El comedor de la Casa da Quinta es decimonónico, y para cenar la atmósfera me parece agobiante, ya que es un sótano sin ventilación. La carta, con no más de cinco o seis opciones por sección, tiene la particularidad de ofrecer el maridaje del vino, un acierto. Es la misma carta que se ofrece a los clientes del hotel con media pensión (lo que me parece extraordinario por el nivel de la cocina, añadiendo en los platos más significados, un pequeño suplemento). Servicio de pan muy bueno y obsequio de aceite con balsámico al centro para el pan. Compartimos al centro una viera salteada con un risotto de acompañamiento, ambos espectaculares (14 €). El vino, un blanco, perfecto de temperatura, de Madeira E II Santos BR (4,50 €) que también fue válido para el primero, una Berengena asada con crema de queso de San Roque, tomate y pesto, gran ración y perfecta de punto (15,00 €). La señora se decantó por un bacalao desmigado con ensalada, que le pareció muy bueno (sin maridaje, bueno sí, con una triste agua sin gas -sin coste-). Los segundos, ella unos raviolis con cogumelos y salsa de espinacas (15,00 €) sin enamorar y mi plato más contundente: un rodaballo salteado con repollo cocido y dos acompañamientos más, un punto ínsipidos y no identificados (20,00 €). El vino, servido generosamente como en el caso del blanco, un rosado del Alentejo, muy fácil de entender, Monte Ravasq RO (5,00 €). El postre, que también iba sugerido de acompañamiento vinícola dulce generoso que decliné, una magnífica ensalada de frutas, en una copa de cristal de buena capacidad, con la fruta muy desmenuzadita y perfectamente combinada con el zumo de naranja (7,00 €). Adjunto foto. Un expresso muy bueno (3,50 €) acompañado de tres pastelistas de coco muy buenos. Servicio muy profesional, en suma, un sitio de categoría, quizás más aprovechable para la comida que para la cena.

Ahora SI! Para mi gusto, esta es, sin duda, la mejor propuesta gastronómica de la Isla!
Restaurante del precioso y encantador Hotel Estalagem Quinta da Casa Branca.
Genial la ubicación, sublime y mágica la atmósfera sosegada que genera, que te envuelve y que te hace soñar.
Muy sugerente la terraza, rodeada de jardines y vegetación exuberante y mas acogedora y coqueta la sala, perfectamente acondicionada y decorada.
Magnifica la cocina internacional y de mercado con evidentes y marcados marchamos de autor de calidad, bien pensada y perfectamente ejecutada y presentada. Gran selección y protagonismo de todas las materias primas.
Cuidadísimo hasta el extremo, mantelería, vajilla, cubertería y cristalería.
Extraordinario y muy profesional, el servicio a cargo de un agradabilísimo Victor Jardim.
Excelente la bodega con infinidad de grandes propuestas, todas perfectamente seleccionadas, cuidadas, presentadas y servidas.
Relación Calidad Precio, sorprendentemente equilibrada.
Sensac