Local junto al puerto de Alcocéber. Dispone de varios ambientes que van ascendiendo en altura: una terraza abierta, otra acristalada, una más con techo de cañizo y un salón interior. El local funciona también como chill out. Almuerzo para cuatro comensales en la terraza más exterior totalmente abierta y con buenas vistas, tras un amable cambio de mesa dentro de la misma terraza debido al sol. Mesas bien vestidas y suficientemente separadas, dotadas de buen menaje.

De los entrantes fuera de carta cantados en el momento de hacer la comanda, nos quedamos con unas ricas bravas de alcachofa (corazones de alcachofa en tempura con mayonesa de cítricos y mojo picón).

A continuación, un par de estupendos arroces encargados previamente, una para cada dos: uno al horno con butifarra, morcilla y pollo, y otro meloso de rabo de toro desmigado y jamón ibérico. Ofrecen una gran variedad de ellos.

Cuatro postres: soufflé de pistacho con crema inglesa tibia y nido de chocolate, tartaleta de limón con praliné salado y virutas de avellana, semifrío de yogur y mango con bizcocho red velvet, y texturas de chocolate.

Acompañamos la comida con una botella de malvasía volcánica de El Grifo 2019 (22 €) cuya frescura se comportó muy bien con los arroces a pesar de su contundencia.

Buen servicio.