No es fácil abrirse camino con cocina creativa en Castilla y menos en la zona norte donde todo cliente local y foráneo va más en busca del buen producto (que lo hay) que de una cocina elaborada. Por ello en su carta se dedica mucho a esta materia porque en las mesas es lo más frecuente demandado y basta echar un vistazo y ver más chuletones que platos de cocina moderna.

El local, ubicado muy cerca del parador (recomendable aparcar en su lateral en la hora), es algo laberíntico pero crea pequeños espacios que dejan buena separación de comensales: buen tamaño de las mesas y sillas, buena vajilla y copas. Mucha madera y sobre todo piedra en paredes con algunos nidos donde hay cajas de madera que habían contenido grandes vinos; sillas correctas y mesa sin mantel (se nota que aspira a Michelín) 

La carta de vinos se queda un poco corta y demasiado centrada en los vinos locales (Toro, Ribera..) pero destaca la presencia de vinos por copas con abrumadora mayoría de vinos de la zona y alrededores. Para empezar elegimos un vermut Zarro tinto (el vermut de Madrid) curiosamente rematado por una ¡guindilla! (buen resultado) y una copa del único blanco que no conocía (4 opciones) Micro Cuvée blanco curioso vino de uva palomino por estas latitudes (me gustó acertar la uva a ciegas) de la Sierra de la Culebra; seguí con Fossi amontillado interesante y también hubo copa de Colegiata blanco de malvasía muy fácil de beber y al final una copa compartida de Asterisco tinto al final para el ciervo y, por supuesto, una de agua grande que no falte.

La carta de comidas de la temporada es un folio con menos de 20 platos para confeccionar tu propio menú con importante presencia cárnica especialmente de caza. La otra opción es el menú degustación (60€), que es con el que nos quedamos a mesa completa de los 3 disfrutadores. A saber: 

. aperitivo por cortesía de la casa: su versión de arroz a la zamorana: sobre una base de crujiente de arroz hay una crema de chorizo. Buenas intenciones.

. taco de gamo: sobre una base de aguacate un taco tipo mejicano con la carne de gamo. Muy sabroso.

. croqueta de kimchi: con una lámina de presa ibérica crujiente por fuera y cremosa en su interior y coronada con una gota de alioli; se sirvió a la vez que el taco a modo de bocados de entrantes. Mucho sabor.

. ajoblanco acevichado de coco, trucha curada y su piel crujiente: en dos partes, por un lado el ajoblanco con un coco muy suave en su presencia; por otro la trucha curada en casa, con sus huevas y con la piel frita. Impecable técnica y bien de sabor. 

. faisán escabechado con emulsión de ostras: la emulsión cargada de sabor y un trato del faisán soberbio sin carga de ácidos en el escabeche y con incomodidad para separar los filetes del faisán; coronan unas hierbas frescas para aportar ligereza. Muy bien como productos separados pero no se juntan ni queriendo.

. molleja de ternera a la brasa y confitura picante de morrón: la molleja a la brasa y el pimiento asado y rematado por una crema de queso (¿qué queso?)

. aguachili de ñoras de Zamora: notable picante en la ñora y presencia de torrezno y cebolla en el interior. Complicado superar la potencia del aguachili.  Para valientes.

. garbanzos de Fuentesauco con boletus de la Sierra de la Culebra: sin duda el mejor de todos los platos que además es un homenaje a los anteriores dueños. Para comerse dos pozales.

. arroz meloso de castañas con corzo: y su reducción del guiso del corzo; buen punto del arroz aunque lo meloso siempre evita fallos; bien de sabor y muy bien la carne.

. lomo de ciervo con salsa de moras: de nuevo la caza hace presencia con un guiso de moras y una línea de mermelada de moras que da un punto dulce que sí combina bien con el lomo que tiene un buen punto de textura y sapidez.

. crema de chocolate blanco y albahaca, caldo de fresas y yogurt: curiosa presencia a modo de gusano verde proveniente de una crema del chocolate con albahaca; no soy del chocolate blanco pero buen resultado con el aporte de las fresas escabechadas coco deshidratado y que se se baña con coulis de las propias fresas escabechadas Muy logrado aunque tiende a cargar de dulce, quizás por la cantidad siendo un prepostre.

. ganache de chocolate especiado, toffe de pistachos, anisados y galleta: en realidad es un praliné de pistachos y lleva también una bolita de helado de nata, siendo el resto una buena elaboración que si se ensambla bien pero aún te parece que el preposte debió de ser más ligero y más cítrico que dulce para mi gusto porque llegas aquí algo saturado de dulce.

Acompañó un magnífico pan elaborado con harina tradicional zamorana y rematamos con café para salir a la carretera

Un sitio con aspiraciones de reconocimientos Michelín a nada que mejore la extensión y variedad de la carta de vinos, pero sobre todo mucho margen de mejora en el ritmo de platos para la longitud del menú y que se ajuste un poco la sonoridad del local que parece que hay mucho rebote de las voces.

Recomendado por otro hostelero de la ciudad,reserve para nuestra cena del domingo .

Local abierto en Nov-19 ,donde estuvo el único estrellado michelin de Zamora.

Han seguido funcionando con "delivery",y han sorteado estos duros meses.La barra sigue cerrada.

Mesas de madera,la tendencia,carta desechable.Sólo otra mesa ocupada.Aún así,servicio algo lento para lo habitual.

Para compartir: foie fresco,con pasas al vino (rico) y Bacalao con sus callos (bien ,sin más)

Carta de vinos correcta,pero corta y con la tendencía general de la zona al TINTOCENTISMO ,lo que a los 37º del fin de semana no parece lo más "acertado"  no ya para    una comida ó cena,sino para tomar por copas en una terraza (al final se debe recurrir a la "fresca"cerveza).Un  "Jose Pariente" (16eur) cumplio perfectamente,aunque llego corto de Tª  a la mesa y hubo que enfriarlo en cubitera;no es el mejor verdejo,pero siempre es una garantía.

Copas correctas.Agua con gas ,500 ml y un cafe con hielo

Tienen un correcto pan sin gluten