Cena redonda

Hacía tiempo que seguía por la red la evolución de este restaurante. Un fin de semana en Reus para visitar sus joyas modernistas ha sido la ocasión de hacer una visita. Local agradable, cuidado, con mesas bien separadas, desnudas pero con cristalería y cubertería de categoría. Me informaron de un espacio en el 1 piso muy orientado a grupos. Se agradece que en el comedor de planta baja eviten mesas numerosas.

Me gustó mucho las propuestas de menú degustación, dos por la noche, una más corta (la elegida) con 2 entrantes, un plato principal y un postre. Y una opción de menú más largo, con un 2, 2 y 2. Alguno de los platos con suplemento. Esto permite hacerte tu menú y, en nuestro caso, al ser 2 comensales elegir 4 entrantes. Aparte unos snacks y para finalizar petit fours. Muy completa carta de vinos a precios correctos. Servicio de sala joven y muy profesional.

De los primeros, Ravioli artesano de moniato, crema de calçot (cebolletas) y queso de oveja, Coca de calamar temperado-frito con mayonesa de encurtidos, Huevo roto con cebolla confitada, higos, setas y cecina y Bacalao confitado, sofrito de setas y crema de calabaza al pil-pil. Todos a un gran nivel pero me sorprendió agradablemente el ravioli.

Como segundo, un Filete a la brasa con espárragos trigueros, coliflor y mantequilla de hierbas-especies gustoso y tierno.

De postre, un flan de maíz contundente y espeso y quesos del día con su mermelada. Los quesos me decepcionaron. Era un francés, un suizo y uno de Mollerussa. Tenemos un país rico en diversidad de quesos increíbles. Hubiera preferido quesos más cercanos y diversos.

El vino que acompañó la cena, Salanques 2020, tinto del Priorat de Mas Doix, 70% garnacha, 20% cariñena, 10% Syrah a un precio correcto, nos gustó mucho. Resumiendo, una cena redonda donde todo funcionó a la perfección.