En las afueras de Girona y con un acceso algo complicado, se encuentra este castillo acondicionado para eventos grupales. Su estética exterior es preciosa sobre todo de noche, con una presencia de alto standing. Sus menús no le van a la zaga ya que están dirigidos por el propio Celler de Can Roca.

El servicio y las mesas acordes con el lugar, como no puede ser de otra forma. Por supuesto es un menú cerrado que incluía en los vinos tanto en tinto como en blanco, Calònia de Vins Estela para pasar sin pena ni gloria.

El menú, bien ejecutado, bien emplatado, con buena calidad de productos y cocinado como sus orígenes hacían presagiar, aunque alejado de la imagen creativa de la marca, salvo en los varios aperitivos iniciales:

. gazpacho de cerezas

. langostinos, verduritas y queso fresco

. delicia de ternera en su jugo con cebollitas a la naranja y parmentier

. infusión de frutos rojos con  crema catalana

Rematar con cafés e infusiones y larga sobremesa mezcla de trabajo y actualidad política que no es poca.