Tragatá

¿Cenamos? Cenamos.
Al lío. Calle atestada de bares y restaurantes. Zona interior y terraza. Soy una persona civilizada; yo indoor. Siempre. Y a la barra.
Carta en tres bloques (cuatro con el de postres): Tapas, "A compartir" y principales. Siendo lobo estepario lo de compartir no aplica, ya que las raciones eran bien generosas. Lástima que no hubiera formato de medias raciones o tapas en esos platos, porque me parecían de lo más apetecible.
Tienen buena pinta las tapas, así que vamos a ello. Una ensaladilla rusa agradable  acompañada de una suerte de regañas ¿sufladas?. Solvente salmorejo  con guarnición de huevo y jamón y de principal unas albóndigas con guisantes y chipirones muy bien de punto. El asunto se fue con un par de copas de vino de la zona. Sarraceno y La Encina del Inglés. Bien servidos, aunque algo sobrepreciados (2,85 EUR y 2,5 EUR respectivamente).
Hasta aquí la primera ronda (guiño-guiño-codazo-codazo). Al día siguiente tenía intención de ir a cenar a otro sitio, pero lo encontré cerrado. Ya ven ustedes, hay lugares que cierran los miércoles. En suma, repetí en Tragatá.
La segunda ronda fue con otro par de tapas. Un agradable saam de papada y una de salmón marinado bien refrescante. Seguí con el asunto de vinos de la zona y esto fue con una copa del rosado de Cortijo de Los Aguilares y otra de La Raspa (2,85 EUR cada uno).

Es un lugar al que volvería a cenar ahora mismo. Se come bien, se bebe bien (no olvidemos el contexto) y son gente maja. Quizá la mayor pega es un ritmo de cocina algo lento, pero de viaje se va sin prisa.

La primera ronda fue de 21,7 EUR y la segunda de 12,1, así que pondré la media. Ni pa'ti, ni pa'mi.