Opción interesante, precio alto

Previa reserva para asegurarnos el sitio antes de ir, accedemos al bar, que a la par también contiene unas cuantas mesas para comer en un lateral. El local cuenta con una decoracion moderna y luminosa, y en la barra existe una abundante oferta de vinos por copas, incidiendo particularmente en los de la zona.

Sin apenas demora nos sientan en una de las mesas del lateral del bar, aunque por lo que vimos posteriormente disponen también de una sala en el sótano. El bar estaba bastante tranquilo cuando llegamos, y la mesa era amplia y confortable, así que tampoco supuso mayor inconveniente estar allí.

La carta se centra en productos de la tierra, tanto carnes de la montaña como pescados de la costa asturiana. Como podemos ver por la mesas de alrededor que las raciones son generosas, optamos por compartir de primero las sardinas escabechadas en casa con verduras, tomate y queso de cabra, que según informa la carta ganaron el concurso de tapas de Cangas hace un par de años, y no es de extrañar: Las sardinas suaves, con un escabechado moderado y el contraste del queso, muy bien. Reseñar que mientras esperábamos a que llegaran nos obsequieron con una tapita de un delicioso requesón acompañado de una mermelada de pimiento rojo casera, muy rico.

En cuanto al segundo, nos ofrecieron fuera de carta virrey al horno y no lo dudamos, porque además habíamos visto ya pasar alguno y tenía buena presencia, que se confirmó una vez en el plato. Buen género, sin duda, y un tratamiento sencillo para respetar el producto.

Como postre nos recomendaron una mousse de queso. que resultó ser un nuevo acierto. Finalizamos la comida con un par de cafés y un chupito de hierbas cortesía de la casa.

La carta de vinos, como es lógico, ofrece una buena selección de vinos de la D.O. Cangas. Para aquellos a los que no conveza la propuesta disponen también de una selección de vinos de otras zonas, fundamentalmente Rioja y Ribera del Duero. Precios con inflación entre 1.5 y 2x. Pedimos consejo al camarero sobre los blancos de Cangas, y ante las dudas que le planteamos no le quedó más remedio que pedir "el comodín del compañero", que tampoco terminó de saber darnos respuesta. El caso es que finalmente nos decantamos por Nibias nº5 2014 (25€), un monovarietal de albarín blanco con una estancia de 9 meses en barrica que me pareció sorprendente y equilibrado.

El servicio fue amable y atento, sin excesos. Lo que ya no me gustó tanto fue la cuenta, que ascendió a 55€ por persona, algo más de lo que esperaba, fundamentalmente por el virrey. Asumo la culpa por pedir fuera de carta sin preguntar precios, aunque los pagué sin mucho resquemor porque ciertamente la experiencia fue satisfactoria.