Andaba la ciudad falta de oferta de comida thai y este restaurante viene a satisfacer las exigencias de quienes como yo nos declaramos amantes de la cocina del sureste asiático. Local super modesto, pequeño, con poquitas mesas y decoración mínima con motivos de la zona pintados minuciosamente sobre la pared. Según nos comentan, han abierto puertas con cautela, sin prisas y sin querer abarcar más de lo que están capacitados ahora por ahora. Una conducta muy apropiada.
Contamos hasta cinco personas entre cocina y sala para dar servicio a una veintena de comensales a lo sumo. Todos ellos provienen de aquel país lo que, junto a la selección del producto de importación que dice que llevan a cabo, confiere a los platos ciertas garantías de autenticidad. Mejor. Cararcterístico también de aquellas gentes su trato amable, alegre y servicial. Es uno de los recuerdos más latente de mi viaje por Asia y aquí se manifiesta de igual manera.
Carta con diversos entrantes, ensaladas, curris, woks... No ojeamos mucho y nos fuimos de cabeza al menú degustación, más que nada porqué no andábamos con ganas de darle vueltas a la comanda y como mejor opción para conocer lo que el restaurante nos ofrece. Para dos comensales:
- Una especie de ensalada con carne adobada: hoja de cocgollito de lechuga sobre la que aparecen diferentes verduras y tiras de carne de cerdo especiado todo ello con alegría: hierba buena, citronela, sésamo, chili, kafir... Sabores completamente representativos de la cocina thai. Muy buen comienzo.
- Pinchos de pollo con salsa de cacahuetes (uno por comensal): correctos, es decir, ricos pero sin enamorar.
- Mixto de entrantes: rollito, langostino rebozado, croquetas de pescado, crujiente de wonton y verduras en tempura: pequeña representación aunque suficiente de la fritura típica asiática. Correcta, sin exceso de aceite.
- Sopa: Como éramos dos, nos sacaron dos diferentes, cada cual més rica. Ambas eran de langostinos, pero cada una de ellas con condimentos diferentes: jengibre, cilantro, chiles, leche de coco, citronela, laurel... Destacables.
- Como platos principales nos sacaron también dos diferentes que compartimos entre ambos: un curri verde de pescado y un wok con carne de cerdo. El curri estaba realmente picante, pero, como a nosotros nos gusta, no hubo problema. En caso de no gustar, se debe avisar. Estaría bien que el servicio preguntase también a la hora de hacer el pedido. Subidón de temperatura corporal con el curri que nos hizo sudar y mucho más domesticado el wok con presencia abundante de anacardos y una deliciosa salsa thai como ligazón.
- Postre: Arroz con mango. El arroz es similar al arroz con leche pero muy dulzón y con leche de coco. El mango crudo en rodajas. Acompañan dos bolas de helado: coco y vainilla. Se agradece su efecto refrescante tras la comida picante.
Carta de vinos escueta y con referencias de gama muy económica. Tomamos un Vegamar sauvignon blanc 2015 que estuvo bien y del que dimos cuenta rápidamente para paliar el efecto del picante, jeje.
Local a seguir pues, en mi caso seguro que para repetir, y con el que saciar las ganas de comida thai que cada vez están más extendidos. Denia lo necesitaba.
Deja, deja. Zapatero a tus zapatos y lo de crítico gastronómico no va con mi personalidad. Cuando quieras consejo, pagas mis honorarios y te lo envío por privado, jajaja.
Pues estaría recién abierto, Javier. Diferencia considerable de precio entre lo que se paga aquí y comer gamba roja, jajaja. Saludos desde la hoy no tan soleada Ondara.
Una al mes seguro que cae, jajajaja
No. No he vuelto. Pero no por nada en concretó. Volvería
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.