Local de reciente apertura. Calidad razonable con precios contenidos.

Después de la parada técnica reciente, que produjo una agradable sensación, quedó guardado el interés por hacer una visita con algo mas de calma y comprobar que se cuece en esta cocina.

El local es agradable, informal, colores pálidos en las paredes, mesas de madera clara, sin manteles y servilletas de papel de buen tamaño y calidad. No es grande, tiene forma alargada y que por la disposición de las mesas crea, el solo, dos espacios bien diferenciados. Igualmente cuenta con mesas en la calle.

A la entrada, a la derecha mesas bajas y a la izquierda mesas altas, mas adelante, en el centro, una mesa comunal con sillas altas en ambos lados, a la derecha una mesa alargada con sillas altas y vistas a la pared, y a la izquierda, la cocina y el mostrador de los camareros.

Una puntualizacion acerca de las sillas altas, si no eres alto o si no tienes las piernas largas, cuesta trabajo poder sentarte en ellas. Una vez sentado, las piernas quedan colgando, y si no te has arrimado bien a la mesa, pues, a bajarte y vuelta a empezar.

Carta de vinos, sencilla, con referencias conocidas, pero con precios muy atractivos. También disponen de carta de licores y cockteles.

Carta de comercio, bastante variada, sencilla, con cosas interesantes, pero sin buscar reconocimientos oficiales. Se trata de propuestas que gustan a todo el mundo, desenfadadas y que salvo alguna excepción, se pueden pedir en formato media ración, y con unos niveles de precios muy asequibles a todos los bolsillos. Igualmente disponen de brunch los domingos con carta propia.

Servicio de sala joven, dispuesto y con trato muy correcto.

- Aperitivo: Especie de coca con pisto y encurtidos variados. Correcto.

- Croquetas del día (hoy tocaban de ajo blanco). (8€ y 4€ la media ración.) Muy mejorables, como aspecto exterior están bastante bien, pero una vez abierta y sobre todo en boca, la cosa cambia. Aun no tengo claro donde estaba el ajo blanco, si en la masa de la croqueta o en el cuenco de la salsa que las acompañaban. Estuviese donde estuviese, la presencia sería tan sutil que no la he apreciado en ningún sitio.

- Gambones en tempura con mahonesa picante. (14€ y 8€ la media ración). Hermosos gambones con buen sabor con una mahonesa, a mi juicio, falta de punch.

- Patatas fritas con salsa de yema y trufa. (6€ y 4€ la media ración.) Sin duda, lo mejor, patatas caseras muy bien fritas, bañadas con una salsa muy melosa y con intenso sabor a trufa. Muy buenas.

- Pulpo a la brasa con papas arrugás y dos mojos (18€ y 10€ la media ración). Ración un tanto escasa, con el punto terso que a mi me gusta encontrar en el punto, aunque en este punto no hay quorum, y con unos mojos, que sin ser los genuinos canarios, su fuerza se hace sentir.

- Crema de queso y licor de hierbas con mermelada de limón. (4€) Muy agradable, cremoso, refrescante, con ligero sabor a licor, y una potente mermelada, muy cítrica que aporta sabor a la crema de queso. Buen postre.

Con resumen, es un sitio con cocina sencilla, desenfadada, no apta para los que buscan experiencias gastro, pero que tiene su público y al que se puede volver sin ningún problema, tiene cosas en la carta que suenan bien y que han quedado pendientes.

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