Aunque llevo casi toda la vida en el barrio no conocia el que debio ser famoso hace años por sus boquerones en vinagre y gambas a la plancha. Me hablaron de él hace unas semanas y despues de un vino en La Fisna nos dejamos caer alli. Bareto cutre sin aire acondicionado, con mesas de madera rancias y ventilador que disfrutaban dos mesas pero no la nuestra. Y 38 grados en Madrid. Una señora igual de rancia que el bar toma nota ( sin papel) de lo que queremos. No hay carta . Solo una pizarra con los precios que en mariscos son elevados pero en lo demas parecen baratos. Pero .... engaño ¡¡

Pedimos una de boquerones en vinagre que hay que reconocer que estan muy ricos . Y una de gambas a la plancha que anuncian a 3,50. Y ahi nos dicen ¿normal o doble?? y claro hubo que pedirla doble porque la normal solo trae 5 uds. Las gambas normalitas.

Como vimos en la mesa de al lado comer unas buenas cigalas pedimos tambien dos cigalas a la plancha. Tamaño mediano pero buen genero.

Para beber solo nos "cantó" Barbadillo o Ribeiro que no conocia asi que tomamos Barbadillo.

La cuenta no existe . Te dicen de palabra el importe y por supuesto, como no podia ser menos , no admiten tarjeta. Ascendio a 40 € que me parece caro para lo que comimos.

Sitio del que hay que huir como de la peste.