La nueva apuesta de Guillaume de Entrevins, porque así lo llama todo el mundo, es verdaderamente espectacular. Menudo par de restaurantes se ha montado en pleno centro de Valencia.
En esta ocasión visitamos el gastrobar de la planta baja, aunque como fuimos a celebrar nuestra sesión mensual de cata de la Peña la Verema, nos instalaron en el imponente sótano del edificio, una sala de techo abovedado y ladrillo caravista desde el que se accede a un antiguo refugio de la guerra civil española y a unas ruinas de la antigua Valentia.
Y en este entorno, que no le servirá a todo el mundo, pues lo lógico será disfrutar de la planta principal, nos dispusimos a cenar un menú de 5 tapas por 29€, al que añadimos un chuletón a compartir, subiendo la cuenta a unos comedidos 40€.
Tataki de atún con crema de guacamole, muy bueno, aunque ya estemos un poco hartos de los tatakis y las cremas de guacamole (que no guacamole), este estaba rico, así que al César lo que es del César. Hay que quitarse los complejos y prepararse para el segundo plato.
Buñuelos de bacalao, muy ricos, de nuevo volvemos a lo mismo: los hemos probado en 150 sitios distintos pero cuando están buenos ¡qué buenos están!
Albóndigas de sepia y jengibre ¡Ay va, que nos salimos de madre! Muy buenas, de lo mejor que probé esa noche.
Saam de panceta, uno de los bocados me menos logrado encontré, además de la pesadez del mismo que no se logró aligerar con la salsa.
Taco mexicano con cordero, berenjena y ras el hanout. Es curioso porque aunque el plato se anuncia como taco (y taco es) no destaca su carácter mexicano, sino que ese cordero, la berenjena y las especias te transportan más al Norte de África, nada extraño por otro lado con el toque de ras el hanout que lleva. Pssst, tienen un aceite picante realmente digno de ser probado, hasta pica.
Y hasta aquí el menú de cinco tapas de Birlibirloque que nimbamos con un pedazo de chuletón con 41 días de maduración... para rebajar.
El postre, entre que llegué más que lleno y que no soy muy de dulce, mejor no lo comento porque no me emocionó.
En cuanto a la carta de vinos y servicio del mismo hay que decir que contar con Guillaume es todo un lujo, así que si a eso sumas unas buenas copas y un trato acorde, la experiencia es notable. Excepcionales los dos champagnes y el blanco inicial, Finca Las Caraballas, un verdejo de verdad, de los que se pueden beber y hasta disfrutar.
Ya sé que todos habéis estado en El Bulli en muchas ocasiones y en casa se come pavo trufado a diario, pero de vez en cuando hay que dejar que el paladar descanse, olvidar las espumas, las esferificaciones y los producto acompañados del "de + procedencia". Y para estos momentos de relax, de gastronomía de sofá y zapatillas de estar por casa, este restaurante cumple con las expectativas.
Estoy deseando volver a comer en la barra y disfrutar de más de estos placeres mundanos.
Pues vete comprando unos cuantos Frigodedos porque te faltan para señalar tanto restaurante.
Irónico. Es que últimamente todo lo que leo es fantástico y roza la Michelin. Este bar es otra historia, las mismas cosas de siempre pero bien hechas, con algún apunte moderno.
Te interesa, pero tú, sí o sí, tienes que probar la carne del final.
Un abrazo
Dani
Me alegro que te gustara y disfrutaras de la comida. Volveré este otoño, para desquitarme de mi precipitada primera visita. Anotado queda lo de la carne.
Saludos
Ese blanco de Caraballas merece la pena hasta la botella.
Felicidades por inagurar (en Verema al menos) el sótano al que le tengo ganas.
Saludos
Tataki, sashimi, sushi... Todo bien pero ¿alguien ha visto en algún momento un atún guisao? Bueno, yo bonito (me refiero al pescado, no a mi mismo. Que también), por aquello del peligro de extinción. En colorao, en amarillo o en hogareño marmitako.
Saludos,
Jose
P.S. Cádiz no cuenta :-p
Sí, la verdad es que tu reseña me dejó un poco frío y lo postergué, pero tengo un par de amigos que habían salido encantados y no me lo pensé.
Muy buena visita, te recomiendo volver.
Un saludo
Dnai
Cada vez menos, pero es lo que hay. A mí me gusta que se hagan elaboraciones tanto clásicas como modernas y que la gente coma pescado, aunque sea por moda, es bueno.
El otro día ya viste la empanada que hice, de pisto valenciano, con atún, aunque lo hice en este caso con unos lomos de bonito.
Saludos
Dani
Sí, la carta de los locales es muy buena, pero claro, la frase acojona...
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