Primera visita a este lugar que se define como de cocina mediterránea, pero que teniendo al frente de su cocina a un chef de origen peruano, Jaime Monzón, conocido entre otros lugares, por haber sido jefe de cocina en el ya cerrado Alcocer 42, como es normal, se aprecian y mucho, esos orígenes.
Sala muy correcta, muy pendiente de las mesas, explicando bien los platos, con amabilidad y simpatía. A destacar, el chef acercándose varias veces a las mesas, interesándose por las opiniones de los clientes y aceptando el dialogo con estos, con sencillez y transmitiendo conocimiento y pasión por su trabajo. Se trata de un detalle poco visto y que, como tal, merece ser resaltado.
Carta breve y cambiante según mercado, donde se aprecian muchos guiños hacia la cocina peruana.
Muy interesante carta de vinos, se trata de una de las cartas con rango de previos mas comedidos que me he encontrado en los últimos tiempos. A titulo de muestra nos hemos decantado por una referencia que nos satisface especialmente: V Malcorta de Javier Sanz con un precio de 21€ iva incluido.
Con unas aceitunas verdes comienza el servicio.
- Cebiche: Cebiche de corvina, aji limo, canchita, choclo blanco, cebolla morada, leche de tigre y boniato al josper. Ligeramente picantito, buena presentación y generosa ración. Está francamente bueno, no tiene nada que envidiar a los probados en restaurantes "oficialmente peruanos", al contrario, está por encima de muchos de ellos.
- Causa : Causa peruana con salsa rosa uchucuta, langostinos, txangurro y lechugas. Muy original y diferente la presentación, se produce en forma de cocktail, con aspecto de deconstruido. La idea es introducir la cuchara hasta el fondo de la copa e ir subiendo la misma para conseguir la mezcla de sabores. El resultado es espléndido. Si a ello unimos el saborazo del langostino, pues eso, que es propuesta recomendable.
- Cochinillo: Cochinillo prensado, compota de manzana acida, tomate de árbol y hoisin picante. Un plato clásico en la cocina castellana, con toques de cocina peruana, y que no desentonan en absoluto.
- Carrillera. Cocido en cazuela de barro durante 5 horas. Plato super clásico en su presentación y elaboración. No es ni mejor ni peor que otros muchos similares probados.
- Creme brulée con frutas, pelota de caramelo y helado de maracuyá. Buen postre, muy refrescante.
- Pisco presente: Espuma de pisco con fruta osmotizada. Toma ya, postre idóneo para los amantes del pisco, suavizado en su fuerza pero mantiene intacto el sabor del pisco, el cual y mezclado con el sabor de las frutas, hace mirar con pena como a cada cucharada va bajando la cantidad disponible.
Cafés con hielo, sin petit fours suponen el final de esta experiencia, que nos deja muy buenas sensaciones. Por cocina y sala, este lugar merece la pena, y si ademas se utiliza kviar para la visita, pues merece mucho mas.