Ya era hora de que en La Cañada abrieran un sitio bueno, con una calidad-precio acorde a nuestros tiempos. Comida para 3 un domingo de julio de calor agobiante. Me habían recomendado las paellas de este sitio y aproveché que venia gente de fuera para ver qué tal. El sitio estaba lleno y además tenían una celebración en el reservado. Aún así, servicio atento y profesional (tan escaso en esta ciudad!)
Pedimos algo simple: una ensalada de tomate del Perelló con ventresca y queso de cabra y un arroz del sinyoret.
La ensalada estaba buena, la materia prima era buena, pero el arroz excelentísimo.
Felicidades al chef!
Volveré