Buscando un local de comida casera por el centro encontramos en Verema una (solo una, pero de confianza) recomendación para este lugar. Cocina catalana de mercado y platos de caza en la que fuera casa del dramaturgo y poeta Frederic Soler y abierto al público desde 1890. ¡Casi ná!. Lo de Pitarra es el apodo. como cabe imaginar.
El local ubicado en las antigüa casa del poeta y relojero. Ahora el comedor está en lo que era la tienda de relojes, quedando la casa para las dependencias del rstaurante, con un comedor privado en alto muy adecuado para reuniones que esperemos no vuelvan a ser semiclandestinas. Muchos cuadros y sobre todo relojes en la decoración del restaurante, algunos en hora y el resto parados a la 1.30, hora del fallecimiento del insigne personaje. Crea un ambiente casi de comer en el salón de casa de los abuelos.
Mesas con manteles, copas, cubiertos, platos.. acorde a la decoración. Servicio en sala muy amable, conocedor de la historia de la casa (¿propietario actual?) y de los platos a servir. Cocina casera y emplatado sencillo. Sillas cómodas. Local lleno.
Carta de vinos sencilla y suficiente. Tomamos Genium 2016, un Priorato blanco con uvas PX y garnacha. Interesante. Agua Font D´Or, incluida en los menús y un extra de agua con gas, Vichy catalán, por supuesto.
Cuatro para comer. En la carta hay menú almuerzo (15€, incluye bebida), con 8 primeros, 5 sergundos y 5 postres a elegir uno de cada. cogimos dos y los otros dos a carta. Buen pan, tipo bollo, aperitivo por parte de la casa de 4 trozos de pan y tomate con loncha jamon y aceitunas.
De los menús:
. verduras braseadas y salteadas con ajo y perejil
. sopa de pescado: buena y casera
. paella de bacalao con verduras (x 2) hecha al momento y servida al centro de la mesa. En realidad es paella de verduras y al final un lomo de bacalao por persona que no se ha integrado en el caldo. Además las verduras son las mismas que las del primer plato.
. crema catalana: correcta tirando a natillas
. sorbete de helado (limón): bien sin más.
De fuera de menús:
. compartir ración de canelones: 4 pìezas, buen punto de pasta. Sabor correcto
. compartir perdiz estofada con setas y con mi cuit de pato, lo cual no pegaba ni con cola, aunque estaba bien de sabor. A veces más cosas no significa mejor.
. compartir pierna de cabritillo a la segoviana (sada la horno) con patata, tomate y verduras (las de siempre). Servidos de forma individual, lo que se agradece ante la falta de laq primera opción que era perdiz x 2 (solo quedaba una).
. compartir crema catalana:
. compartir tarta tatín perfumada al Calvados y con helado de chocolate caliente.: buena
Un buen sitio de cocina casera, con una parte de historia interesante. Buen sevricio y nos invitaron a los cafés.
He ido varias veces a este restaurante, ahora con el nombre Pitarra y antes Restaurante Sogas, de grato recuerdo por las diversas reuniones-cenas y comidas en la época de la clandestinidad en el reservado que tienen en el altillo. Siempre ha sido un buen restaurante de cocina tradicional catalana y de mercado, buenas paellas y un buen abanico, correcto de buenos vinos y siempre muy buen servicio muy familiar. La última vez que estuve, me decidí por unos guisantes con jamón y una paella de conejo y caracoles, muy buenos. Los postres tradicionales y siempre con una fruta pelada, naranja con canela o piña. Un restaurant familiar, abundante y para comer bien.