Opción muy interesante en pleno centro de Toledo

Local muy concurrido cuya decoración y ambiente invitan a la desconexión de los quehaceres cotidianos y a disfrutar de una cocina bastante más que correcta y de una muy notable oferta de vinos. Carta de acertada extensión con propuestas de corte más bien tradicional, cantidades adecuadas y un resultado final muy satisfactorio.

Decidimos pedir todo al centro de la mesa para compartir: unas croquetas de leche de oveja y jamón de altos vuelos, unas alcachofitas con yema de huevo y guanciale muy ricas, unas albóndigas de ciervo súper sabrosas, el steack tartar sobre tuétano, unas callos de melosidad extrema, unas carrilleras de atún repletas de personalidad y unas mollejas de lechal con hongos que, a la postre, resultaron ser el plato más decepcionante (algo falto de sabor). También compartimos la parte dulce de la cena: torrija, cúpula de chocolate, tarta de queso y alguno más. Muy ricos también los postres.

Cabe decir que disfrutamos tanto de la comida como de la extenso listado de vinos de todas las DO nacionales y también del extranjero. Ello encareció un tanto el precio final, cosa que no debe tenerse en cuenta ya que la RCP en general es muy buena. Tomamos Ceibo de bodegas Albamar, Salia de Finca Sandoval, O Estranxeiro, La Bastida de José Gil y Recóndida Armonía de Gutiérrez de la Vega.

Excelente el trato de todo el personal que estuvo atendiéndonos a lo largo de la velada. Muy recomendable.