Aún cuando te dicen la dirección, cuesta encontrarlo. Una entrada discreta, que casi se camufla con la fachada del edificio.
Bajas los pocos escalones y cruzas la cortina y te encuentras en un pequeño restaurante, con las pareces con espejos y los estantes llenos de cómics antiguos.

El dueño, un señor japonés encantador, que habla poco castellano, pero suficiente para entenderse te sienta en la mesa y te da sus viejos menús.

Al abrirlo, no parece nada del otro mundo. Un par de entrantes y luego el típico sushi y maki. Sin embargo, este restaurante no es de los mejores por su sushi. Está bien, pero no es nada del otro mundo. Lo mejor de este restaurante son los típicos platos japoneses, que, desgraciadamente, no se encuentran en muchos restaurantes japoneses.

Su yakitori (pollo con salsa) en arroz (no confundir con los pinchos yakitori, que son un entrante y también están muy buenos) es una auténtica delicia. El oyakudon (cerdo rebozado y huevo) también en arroz, muy bueno también. Pero para mi, el plato que siempre he de pedir, es el arroz con curry (también hay la variante con cerdo rebozado, muy recomendable también). Cada vez que lo como me lleva de vuelta a Japón.

Tienen muchos otros platos, todos ellos muy buenos (yakisoba, tempura de todo tipo, ternera en salsa, etc.), que recomiendo ir probando, porque alguno se puede llevar una buena sorpresa.

En cuanto a los postres, hay un poco de todo. El más recomendable es el helado de jengibre, en mi opinión.

El restaurante sólo tiene dos problemas. Uno, es muy pequeño, con lo que se puede llenar con mucha facilidad. El segundo, a veces pueden tardar bastante en servir, sobre todo si el restaurante está lleno. Sin embargo, la espera ciertamente vale la pena.

No es un restaurante al que vas para acompañar la comida con increíblesr vinos. Tienen una selección escasa con algunos sakes (los que probé, buenos) que sirven en copas y algún vino decente.

La factura, depende mucho de lo que se pida y de cuánto se quiera comer. En general suelen ser alrededor de unos 15 - 20 euros. El señor no acepta propinas, como buen japonés.