Bonito entorno el de esta taberna, a pie de la ría de Zumaia con muy bonitas vistas de toda la ría, el puerto deportivo y el resto del pueblo hacia el interior, pegado al casco antiguo y la zona de poteo.
Muy buena diversidad de vinos por copas, riojas, riberas, gallegos, txacolis, sidras, cavas, somontanos, algunos catalanes y otros, con buenas referencias entre ellos.
Tapeo muy variado y amplio, raciones, cazuelitas y abundantes pintxos, algunos más trabajados que otros. Hojaldres, pulgas, vieiras, pasteles diversos (verduras, pescados y otros), montaditos, erizos, necoras, bien en general.
Tuvimos el acierto de pedir el pastel de cabraxo, estaba de lujo, no recuerdo uno igual en muchos años, la verdad, para comerse dos platos, venía acompañado de algo de lechuga, mayonesa y tostaditas varias, muy bueno, erizo relleno, bien, aunque era la primera vez que lo tomaba y no tengo referentes, hojaldre de boletus, bastante bueno, con sabor y trozos de boletus, bien, el colofón fueron los chipirones a la plancha, pondría la mono en el fuego a que eran frescos y de ese mísmo día, eran pura miel en la boca, tiernos, fresquísimos, sabrosos y en su punto justo de plancha, una delicia de chipirones. Lástima no tenerlo más cerca de casa.
Para beber, tomamos 4 txacolís de dos bodegas distintas, servidos en copas correctas.

Precio total 31,5€.