Le tenía yo ganas a este restaurante. Había intentado reservar con escasa fortuna, si bien es cierto que o para ese mismo día, o de un día para otro. Esa misma tarde, el amigo de un amigo que también es mi amigo, nos cedió sus dos plazas porque no podía ir su novia. Vaya alegrón, oye, por fin conoceremos Nozomi. Luego nos enteramos, hablando con el propietario, de que la suerte que habíamos tenido era aún mayor de lo que pensábamos, puesto que la lista de espera para fines de semana es muy, muy larga.
La primera sensación es impactante, te adentras en un esqueleto de madera con aire de “portátil” que forma una casa dentro de otra casa, la de verdad. Cocina al fondo -tras un amplio patio que hace de sala principal- con mucha gente currando, tranquilos, organizados. Hay equipo, hay equipo.
A nosotros nos ubicaron en una zona un poquito más elevada que está a la derecha, mucho más íntima.
Ambiente zen, maderas claras, gamas de grises, origami adornando el techo, iluminación tenue, casi demasiado a mi gusto, había zonas umbrías en las propias mesas.
Muy, muy curioso el local.
Se trata, más que de un restaurante japonés, de un restaurante especializado en sushi japonés.
Tomamos el menú degustación (35€ sin bebidas), que consiste en:
• Ensalada
• Sopa
• Usuzukuri
• Sashimi
• Nigiri (3)
• Maki (3)
• Uramaki (2)
• Temaki (1)
• Postre
Esa es siempre la estructura del citado menú, los ingredientes varían en función de la estacionalidad del mercado u otros criterios de cocina. Muy bien pensado y diseñado.
Y así, por nuestra mesa desfilaron la ensalada, la sopa (es ensalada o sopa, pero tomamos una cada uno, para compartiresvivir), usuzukuri, sashimi… y bien, la cosa iba bien, pero no para tirar cohetes.
Hasta que llegaron los nigiri. Ah amigo, qué nigiri! Buahhhh, brutales. Fíjate que no recuerdo exactamente de qué eran, pero sí recuerdo dos cosas: la armonía y la textura y sabor del grano, que estaba tibio, como parafinado, se unían entre ellos queriendo separarse, y el resultado en boca era sensacional, se deslizaban por ella, juntos pero no revueltos, deleitando las papilas gustativas y textativas (jaja, perdonen el palabro). Son, sin duda, los mejores niguiri que he comido nunca.
Maki y uramaki muy buenos, y temaki excelente, mira que es difícil comer un buen temaki, qué habitual es tener que desgarrar el alga a tirones, moviendo la cabeza de un lado a otro cual cocodrilo aferrado a su presa, pues no hay dios que los seccione simplemente con la mordida vertical. Estos temaki no, estos se comían de maravilla, incluso con su puntito crunch.
Añadimos un par de platos, nigiri también, pero con menos protagonismo del arroz, que no recuerdo bien por lo extasiado que quedé con los nigiri anteriores (y con el vino), lo que no dice mucho ni de ellos ni de mí, aunque uno era de toro (toro de atún, no de lidia, yo creo que es la ventresca con un corte diferente).
El postre, muy mejorable, desentonó. Un recurso que me estoy encontrando últimamente que es como una tarta de bizcocho desmigada a la que le ponen alguna cosilla para salir del paso.
Bebimos muy bien, demasiado bien quizás, tienen carta de vinos donde perderte. Por ello no pondré el precio de la cena. El menú degustación son 35€ como decíamos, y luego ya…
Buen servicio, acorde con el entorno.
Volveré a por los nigiri. El menú degustación está muy bien como decía, pero quizás cuando regrese -si consigo reservar mesa- me haga un temático de nigiri.
No gran cosa, pero mucho... jaja
No lo tengo apuntado, Dani lo contará.
Comenzamos con una copita de La Panesa y se fue liando la cosa...
Quédate, quédate tranquilo entonces...
Pues como te digo Jose, esto no es un restaurante japonés, es un restaurante de sushi...
Como no te tires de cabeza al sashimi y tal, vas a comer arroz por un tubo.
Yo la primera vez haría el degus, luego ya tú sacarás tus conclusiones para la siguiente.
Jajaja, me voy a Cantabria tío, al encuentro de primavera de Los Restauranteros, con Compos de maestro de ceremonias, un lujo.
Es increíble, no hay manera de quedar!
¿Cambias patillas? es si cambia de "novio" con patillas¿?
Jejeje...
Que conste que yo también tengo "patillas" y se viene conmigo... Jejeje... :-)
Seguro que te las has dejado para que se vaya contigo, acaparadora;-)
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