Local decorado con gusto, aunque las apreturas para el grupo siguen con sillas y mesa que aprovechan hasta los recodos. Meter a 16 en una mesa alargada, no es fácil. Nos ubicaron en una terraza interior muy agradable.
Buen servicio, amable, voluntarioso y se ven más profesionales de la media.

De primeros hubo variedad: tartar de atún (lo mejor), ensalada de mozarella y tomate, buena sin sorpresas, risotto al tartufo de trufa más bien regular.

De segundos espectacular en cantidad y calidad el Tomahawk, con una costilla de gran tamaño (para 2 personas) muy bien hecha, al punto, en compañía de patatas fritas y espárragos. También hubo quien se apuntó a solomillo muy bien. También hubo Picanya con la carne macerada y la grasa con punto de miel: muy buena. Una excepción se fue al salmón y dijo que bien no se si por verdad o por la envidia que le entró de los carnívoros..

De postre: merengue con crema de galleta. Otros por chocolate con vainilla.

Nos acompañó durante la cena un Tannat 2009 (fuera de carta) muy frutal. Había algunas cosas donde elegir pero los que no sabíamos que escoger eramos nosotros.

Extras de la casa de Limoncellos y Grappa que para algo estamos en Grecia ¿?.

Sensación final de gran sitio para comer carne y con vinos aceptables. La cuenta sube más de lo esperado por los precios de carta, debido a la cantidad de vino bebida.