Pues sí, repetimos para cenar en este magnífico restaurante.
En esta ocasión si bien pedimos de nuevo el menú degustación cambiamos en algunos platos; excelente la crema de boletus edulis, la merluza rellena de centollo y la lamprea.
Un Bassus Pinot Noir acompaño de maravilla la cena, mientras que la pareja que iba con nosotros optó por un Terras Gauda.
En ningún momento comenté que era usuario de verema; sin embargo, al llegar la cuenta la factura presentaba una rebaja de 12 € en los vinos, y es que Alejandro se acordaba de mí.
En fin, hay detalles que hablan por si mismos.
Como siempre, petits fours y orujos, -en esta ocasión ocho-, por cuenta de la casa.
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