¿Alguien aún no ha ido?

Visitamos el restaurante por primera vez con la excusa del menú de 30 euros. El local es impresionante. Han cuidado todos los detalles decorativos. No cae en la moda de lo minimalista (mínimo y malo), sino que adapta perfectamente conceptos modernos dentro de una línea global clásica. Eso en cuanto al continente... pasemos ahora al contenido, al condumio.
Para no reiterar comentarios anteriores sólo aportaré aquello que me parece digno de mención. Creo que la empanada gallega (correcta sin más) debería presentarse con algo más de gracia. Queda un poco triste en un plato tan grande. Quizá espolvoreando pimentón... así se le da algo de color al plato. El pulpo está delicioso, tierno tierno. Coincido en que al crujiente de vieiras le sobra contenido. Es demasiado contundente y eso le resta protagonismo a las vieiras. Un detalle que me gustó fue el exquisito trato que nos dispensaron. Era la primera vez que comía lamprea, y de una manera muy educada me aconsejaron la mejor manera de hacerlo. Los postres correctos, sin más, aunque la crema de arbequina y el helado de orujo son extraordinarios. Al acabar la cena nos invitaron a unos orujos. Salimos con una muy buena sensación, que es lo que importa.

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