Me hablaron de este sitio y el pasado viernes se presentó la ocasión de visitarlo. Comida medio-trabajo/medio relax en la zona y acudimos sin pensarlo dos veces. Lo más destacable del establecimiento es el local: bonito, muy de mi gusto, decorado a conciencia respetando el entorno y estilo de casa en el que está enclavado: un bajo de altos techos, puertas y mobiliario de madera, lucido irregular de las paredes... pero, a su vez con un toque actual proporcionado por las mesas altas, las lámparas... Quizás sean los servicios el mejor ejemplo de el buen gusto que se ha tenido. Las puertas de acceso, por ejemplo, están recubiertas con maderas de cajas de vinos célebres. Uno se siente a gusto.
Menú diario s 9 euros con suficientes platos pero que, justamente ese día, a diferencia de otros que leo en su página web, nos pareció algo simple y, por ello, decidimos pedir a la carta. El precio resultó ser, más o menos, el doble.
- Gildas guipuzcoanas con boquerón en vinagre: buen pinchito para abril el apetito. Frescura y toque de vinagre preciso. Buen inicio.
- Selección de quesos españoles (1/2 ración): Ricos pero algo decepcionados: tan solo dos clases de queso, l uno más curado, el otro menos.
- Empanadillas indias: esas me gustaron, y mucho. Básicamente por el gusto especiado tan característico de la comida hindú que hacía tiempo que no tenía ocasión de probar. Como es habitual, se acompañaron con una salsa muy refrescante: menta?
- Salmón teriyaki: Buena porción hecha a la plancha, un pelín pasada de punto (no en exceso, para nada) y correcta su salsa.
- Rabo de buey: ración escasa para el precio que se cobra (15 €), con mucho hueso y poca "chicha" y una salsa de verduras que, si bien estaba rica, resultaba un tanto anodina con esta carne. Se echó en falta la contundencia de una salsa de vino tinto o similar. Bajón.
- El mouse de chocolate que nunca llegó (y no se cobró - Faltaría más!).
Tomamos unas cervezas para empezar (una lager madrileña que estaba rica), una botella de Impromptu Sauvignon Blanc y unos buenos cafés. Trato agradable y cordial aunque un pelín despistadillo (como prueba la mouse de chocolate).
Se llamaba Brabante. He ido Ex profeso al local para averiguarlo y evitar la bronca de Ada (es broma). De momento no repito. Si lo hago, tal vez al menú.
Saludos
Buenas cervezas las Brabante, cuidada presentación y una gama bastante completa (trigo, lager, oscura...)
Una empresa joven que se ve que trabaja con ilusión y buen gusto
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