No todo el monte es orégano

He estado en una ocasión en este restaurante y ante la gran expectativa que esperaba,me defraudó.Nos pusieron en una mesa de paso,es decir,una mesa por la que pasaba todo el mundo,arrinconados y con poca luz.El menú está bien,a destacar la bandeja de diferentes tipos de pan,que me parece espectacular.Un detalle que no acabó de gustarme fue en primer lugar el precio,ya que lo veo exagerado para lo que ofrecen y si además lo comparamos con otros restaurantes.Tampoco en trato,se puede decir que sean un restaurante diez.Un pequeño detalle a todos aquellos amantes de la limpieza.Los azucareros eran muy bonitos con cuencos en donde el azucar en terrón descansaba.Lo malo es que esos azucareros estaban a ras de suelo.Un detalle que a mi me dice mucho.No se puede tener un alimento que va directo a la boca en un lugar por el que cada vez que pasa alguien,levanta el polvo y se va depositando en los azucareros.Supongo que será un pequeño despiste y ya lo habrán cambiado de sitio.