Restaurante Alabaster en Madrid
Restaurante Alabaster
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
20,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
69 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.5
Comida COMIDA
8.2
Precio medio entorno ENTORNO
8.3
RCP CALIDAD-PRECIO
7.9
Café de nota
Ricos ricos
Liebre a la royal
Carré fuera de serie
El San Martiño
Aperitivo
Vinos
Mousse de queso, milhojas con piña y fresas con nata
Huevo con patata y carabinero
Lomos de jurel con zanahorias y rabanitos
Chipirones asados con pimientos de Padrón
Buey de mar con tempura de algas
Arroz con bogavante frito
Caballa escabechada con verduras
Huevo con carabinero asado
Carpaccio de gamba roja
Ensaladilla con ventresca de bonito
Brandada y pieles de bacalao
Bizcocho fluido de pistacho con helado de yogurt griego.
Manzana verde, granizado de gin y enebro, helado de manzana verde
Lomo de ternera gallega
Lomos de salmonete al horno
Huevo pochado a baja temperatura, empanado y frito.
Zamburiñas, caldo de pimientos verdes y salicornias
Lengua de ternera lacada con carabinero
Jurel con caldo de salazones
Zamburiña curada en “auga mareira”
Mollejas  glaseadas con trinchado de patata
Bonito asado con jugo de sus espinas y callos
Chipirones salteados con espárragos verdes y mostaza
Lomo de merluza al vapor
Cardo con berberechos y trufa negra
Tosta de sardina ahumada
sardina ahumada
merluza
arroz con pularda
Opiniones de Alabaster
OPINIONES
28

Viaje a Madrid para asistir al teatro, un "pensat i fet", compra de entradas el martes 12 y entrada en pánico, no hay disponibilidad en ningún restaurante cercano al hotel, ya lo ha apuntado algún compañero en comentarios anteriores, es una locura reservar a corto plazo, así que tuvimos que extender el radio de búsqueda hasta que llegamos a este del que escribo la crónica.

 

Creo que estábamos predestinados, salimos encantados y con el convencimiento de haber acertado de pleno. Nos acomodaron en las mesas altas de la entrada, el comedor interior estaba completo. Taburetes mejorables que no invitan a la sobremesa, mesa sin mantel, con vaso para agua, copa para vino, plato, servilleta y cubiertos. Nos preguntan si queremos algo de beber mientras ojeamos la carta y declinamos la invitación, veníamos de tomar una copa de cava en Ramses y queríamos vino, así que lo prudente era elegir cena y vino a continuación. Esto fue lo consumido:

 

Aperitivo cortesía del comensal (lo cobran) consistente en un buen pan y una mouse de mejillón de excelente sabor. Hubiera agradecido algo de aceite para el pan, no lo pedí y tampoco se ofreció.

 

Empanada gallega con la masa bien empapada y mejor de relleno (me recordó la del desaparecido Rías Gallegas):

Berberechos al vapor, excelentes, de gran calibre y mejor sabor, nada de arena.

2 Merluzas cocinadas a baja temperatura, perfectas de cocción y acompañadas de espinacas y pil pil de lima y limón con soja. Para repetir hasta reventar, plato pobre en presentación pero no necesita más.

Finalizamos con tarta de queso para compartir, muy suave, acompañada de finas láminas de manzana y crema de whisky. Declinamos el ofrecimiento del merengue que parece ser que es un fijo de la clientela.

En el apartado vinos disponen de una excelente bodega a unos precios ajustados para ser Madrid. En nuestro caso, esa noche tocaba homenaje y lo hicimos con una botella de "Que bonito cacareaba" de Benjamín Romeo, vinazo.

Retiraron las copas iniciales de la mesa y sacaron la artillería pesada, unas Riedel realmente bonitas. Cata inicial por el sumiller, pregunta de quien lo prueba (los dos, evidentemente) y posteriores rellenos. Había dos camareros pendientes de nuestra mesa, uno de ellos servía el vino con poca cantidad y el otro digamos que con más generosidad. Si era el primero el que hacía el relleno, acto seguido pasaba el segundo y la volvía a rellenar. La primera vez nos dio risa, pero la segunda lo dijimos y a partir de ahí la coordinación entre ellos fue buena.

Salimos realmente felices por la velada y repetiremos en otra visita que hagamos a la capital.

 

Volvemos a introducirnos en Alabaster de Fran y Oscar, y viceversa.

Servicio en sala muy formativo y tranquilo, sin prisa y con detalle.

Siempre limpidez y pulcirtud en sala y mise en place.

Menú de temporada donde elegimos el producto que va acorde, después del aperitivo de brandada de bacalao y su crujiente, junto a croqueta y anchoa. 

Comenzamos: Zamburiña crocante con tomate y migas, navaja, alcachofa y berberechos, calamares, merluza con espinacas y corzo.

Postres: Milhojas de pestiño y crema de castañas, Bizcocho de naranja amarga, clementina y su helado.

Maridaje. España y Francia con las mejores elaboraciones, y su dificultad a ciegas. Un deleite.

Siempre para volver, amistad para estar a gusto.

......1 estrella no estaría de más.

 

https://www.facebook.com/JAVIERAZCONAFABON/posts/1591238210960690

Alabaster es un restaurante de cocina de raíces gallegas, muy conocido en la capital y que para muchos, reúne todas las calidades y cualidades necesarias para recibir el reconocimiento por parte de la guía roja. No ocultaré que el que escribe, se encuentra entre los que suscribe esa opinión.

Propiedad de la familia Garcia, propietaria, a su vez, del restaurante coruñés Alborada (una estrella Michelin), este local supuso el desembarco en la capital del citado grupo, hoy cuentan además de este restaurante con otro más, Anima, y con otro proyecto que vera la luz, según se anuncia, este mismo año. Como curiosidad, y para seguir la estela de la inicial del grupo, los nombres de todos sus establecimientos, comienzan con la letra A.

El establecimiento que hoy nos ocupa, está ubicado en la calle Montalbán, en una zona donde también se ubican otros importantes y muy distinguidos establecimientos, lo cual, y visto su éxito de publico, contribuye a dotar de vida a esta zona noble de la capital.

Ocupa el local donde antaño, estuviera una de las sucursales del Asador el Frontón.

Distribuido en dos áreas: a la derecha, según se entra, un área de barra con algunas mesas, donde se ofrece una cocina más informal, y al fondo, el restaurante propiamente dicho, con salón, espacios reservados y la bodega, acristalada, situada en un lateral del salón principal.

La cocina que se practica en este lugar, es de raíces gallegas, como no podía ser menos, está estructurada en Primeros marineros, Primeros campesinos, de la Lonja gallega, de la Tierra y postres, además de algunas propuestas fuera de carta.

Y para completar y hacer más atractiva su oferta global, al frente de la sala y de la bodega, se encuentran dos jóvenes realidades de la restauración, con amplio bagaje sobre sus espaldas: Fran Ramirez (ex la Terraza del Casino) y Oscar Marcos (ex Piñera o Lúa) ambos figuras, conocidas, reconocidas por la afición y con numerosos e importantes premios que avalan sus trayectorias. Y si junto con estas dos figuras, encuentras un equipo de sala muy dispuesto, atento y cordial, pues el resultado es una sala de mucha altura.

Como parte de su actividad, hay que resaltar la más que interesante oferta vinícola, variada y con precios razonables, a pesar de lo cual es oportuno pedir opinión a cualquiera de las dos figuras o incluso pedirles un maridaje, seguro que te va a gustar.

Sin embargo y por esta visita, hemos ido derechos a por un Las Moradas de San Martin, Albillo Real del 2015, blanco, uva albillo, sin duda un muy buen vino que ha gustado.

Y sin mas preámbulos...

- Brandada de bacalao con pieles de bacalao crujientes. Comienzo típico en los últimos tiempos. Sabrosa brandada. Buen comienzo.

- Tosta de sardina ahumada con queso de Arzua, tomate y cebolleta. Un clásico de la casa, muy del gusto de la clientela. Perfectamente desespinada, gordita y con sabor a mar, gusta hasta a los no sardineros.

- Ensalada de buey de mar. Plato fuera de carta, sobre una crema de habitas, se deposita la ensalada. Se acompaña de una espuma hecha con los corales del buey de mar. Buen plato.

- Alcachofas guisadas con berberechos. Buena presentación, pero no nos ha dicho nada el plato, cada componente, individualmente, muy bien, pero en conjunto no le hemos cogido el punto.

- Colmenillas, espárragos salvajes, tirabeques, crema de vermut y ralladura de anacardos. Platazo, directamente. Para repetir y recomendar.

- Merluza de pincho, pil pil cítrico y espinacas guisadas. Plato de referencia, en carta desde su apertura. Es una merluza cocinada al vapor a baja temperatura, con un pil pil de lima y limón, en cuyo centro hay una salsa elaborada con ponzu y finalmente se acompaña con un guiso de espinacas.Un plato continuamente demandado por la clientela, rara es la mesa donde, al menos, alguno de sus ocupantes no solicite este plato. Es un platazo, igualmente para repetir y recomendar.

- Presa ibérica y fritura cremosa de apionabo. Tierna y jugosa y buen contrapunto con el apionabo, por cierto, servido con un aspecto muy similar a una croqueta con su interior semi liquido. Curioso y muy bueno.

- Torrija de pan de brioche, con haba tonka, garrapiñado de almendras y helado de coco. Perfecto de ejecución y muy sabroso.

- Pannacotta de café, crujiente de café y pistacho, sopa de crema de orujo y tulipa de frutos secos. Bonito estéticamente, fresco, rico, pero la crema de orujo tenía poco sabor.

Café con hielo y té rojo, para acompañar los Petits fours, suponen el cierre a esta nueva visita, y ya van ..... Como siempre, una muy buena experiencia y la alegría de ver que pasa el tiempo y siguen ofreciendo un producto y un trato de mucha calidad, además de constatar que cuentan con el beneplácito de la afición, que llena sus salas.

Reseña completa y fotos en https://comercongusto.es/alabaster/

El plan original era disfrutar una cena en pareja en el acogedor comedor en tonos blancos, pero llamando el miércoles ya estaba completo para el sábado. Aceptamos la alternativa de reservar una de las mesas de barra, como tenía ganas de conocer la cocina de este restaurante y después de confirmar que, aunque para barra tienen carta propia, la oferta coincide en gran parte con la carta de restaurante.

Fue un acierto. El espacio de la barra está logrado y es suficientemente amplio, con 3 hileras de mesas según entras a la derecha del pasillo que lleva al comedor: una fila de mesas pegada a la ventana (es un semisótano), una en el centro del espacio y otra pegado a la pared que separa de la barra propiamente dicha, que está entre este espacio y el comedor. Como llegamos pronto pudimos evitar las del centro que son las más incomodas. Las mesas amplias y las sillas altas con un respaldo cómodo, incluso hay música ambiental que hace el entorno bastante agradable, no es el comedor, pero si vas fundamentalmente a disfrutar de la comida, cumple con suficiencia.

Después de ojear las cartas (la de comer y de beber) mientras que nos tomamos 2 copas de Godello (Montenevo) a 3,50 € cada una entramos en materia (todo para compartir para 2):

MEDIAS

*Tosta de sardina ahumada con queso de Arzúa, tomate y cebolleta (9 €). Excelente combinación. 1 sardina para cada uno, que da para 3 agradables bocados.

*Huevo con carabinero y patatas panaderas (14 €). Puro sabor. Riquísimo. La media ración da para un huevo y 1 carabinero.

*Níscalos escabechados con choquitos (12 €). Quizás el escabeche mataba algo la combinación, pero la materia prima era buena. Los choquitos tiernísimos.

*Steak Tartare (13 €). Impecable. Acompañado de patatas soufflé

ENTERAS

*Alcachofas fritas con paté de aceitunas (18 €). Es una de mis debilidades, me la podría haber comida entera yo solo (8 mitades de corazón de alcachofas no muy grandes)

*Merluza e pincho al vapor con pil-pil de lima limón y espinacas guisadas (26 €). Solo probar esta merluza justifica venir a este restaurante. Realmente buena.

Acompañamos la cena con un excelente champán (Fleury Millesime 2004) a 64 €. Nos quisimos dar el capricho y no defraudó. Perfecto con casi todos los platos. Solo vi la parte de champanes de la carta. Buena selección, que dividen en 2 apartados, de pequeñas parcelas y de las grandes casas (unos 10 de cada) bien seleccionados y con precios no especialmente desmedidos, teniendo en cuenta que estamos en un muy buen restaurante.

Terminamos con media tabla de quesos (fueron por cuenta de la casa), que sirvió para tomarnos una siempre buena copa de Borgoña, que nuca está de más (el siempre excelente Genérico de Pierre Bouree a 3,50 €). Quesos muy normales y habituales, no es uno de los puntos fuertes de esta casa.

Terminamos la cena con sendos cafés y un muy buen orujo blanco (también por cuenta de la casa). En definitiva una cena muy agradable, con una cocina de primera y un servicio muy profesional y amable. Estuvimos muy cómodos. No es barato (la cuenta ascendió a 177 €), pero es proporcionado a lo que ofrece, esperamos poder disfrutar en una próxima ocasión del comedor.

después de cierto problema con la reserva (¡qué difícil es este tema en Madrid!) finalmente conseguí mesa para cenar el primer día de estancia en la capital.
Me gustó este restaurante de ambientación cuidada, moderna, buen espacio entre mesas y servicio de categoría. Cómodo y con iluminación acogedora.
Estuvimos en un comedor bastante dentro del mismo y pudimos elegir entre 2 mesas.
Compartimos 3 entrantes y escogimos un 2º cada uno de los 4 comensales.
Maitre conocedor del oficio, camareros muy jóvenes, una constante en casi todos los sitios, pero profesionales, un punto demasiado serios, creo están aleccionados para mantener cierta distancia con el cliente. De los 2 que se ocuparon de nosotros 1 hizo , con acierto, el papel de sumiller.
De aperitivo nos ofrecieron la piel del bacalao horneada con una brandada, original aunque esta moda de aprovechar la piel del pesacado no es muy de mi agrado.
De entrantes unas croquetas estupendas, unas zamburiñas en tempura que no les iban a la zaga y unos choquitos con níscalos. Para mí el plato más flojo de toda las cena, un "mar y montaña" en que el escabechado de los hongos restaba protagonismo al resto, además los pulpitos estaban un poco justos de cocción.
Los segundos me parecieron de mucha altura: San Martiño presentado sobre una fideuá impecable, cabrito presentado en carré con una penela exquisita y, mi elección, liebre a la royal, contundente y sabrosa.
Pan gallego de 2 tipos, integral y blanco, muy ricos.
La carta de vinos muy completa, bien estructurada y con apartados originales: champanes de pequeños productores y una correcta aunque no muy larga presentación de vinos extranjeros. Elegimos un portugués del que no disponían (pequeño fallo) y como alternativa nos ofrecieron otro del país vecino bastante similar.
El servicio del mismo fue excelente y la recomendación del champán por parte del camarero-sumiller igualmente acertada.
No nos quedó sitio para el postre.
Tomé uno de los mejores cafés que recuerdo y los petit-fours que lo acompañaban muy ricos.
Realmente cenamos muy bien, me pareció un lugar de nivel con una atención que merece buena nota. El menaje excelente.
Precios elevados en todos los aspectos, comida y bebida, pero esto fue una constante en casi todos los locales que visité.
Repasando la nota veo tarifaron pan y aperitivos a 3.80€, no me parece lo más correcto dado que el aperitivo, potestad de la casa, no lo deberían cobrar. No obstante la RCP pienso es buena.

  • Café de nota

    Café de nota

  • Ricos ricos

    Ricos ricos

  • Liebre a la royal

    Liebre a la royal

  • Carré fuera de serie

    Carré fuera de serie

  • El San Martiño

    El San Martiño

  • Aperitivo

    Aperitivo

Tenía ya ganas de visitar este restaurante y no decepcionó.
Jueves por la noche, local a rebosar (después de la visita, ya sé por qué).
Entorno agradable, buena separación entre mesas y buena acústica.
La comida sobresaliente:
(i) Lasaña de foie y boletus. Recomendación fuera de carta y fue un acierto.
(ii) Huevo con carabinero y patatas panaderas. Estupendo. La cabeza del carabinero, totalmente comestible, estaba en tempura. Delicioso.
(iii) Steak tartare con patatas soufle. Muy bueno. Puede meterse en el top 5 de la capital.
(iv) Tartar de corvina con ajoblanco. Espectacular.
(v) Coulant de avellana con helado de yogur. Estupendo.
(vi) Tarta semifría de limón. Muy buena.
Buena carta de vinos a precios razonables. Nos decantamos por un Camins del Priorat que acompañó bien. Para los postres, nos invitaron a una copita de vino dulce. Buen detalle.
Servicio joven, pero muy amable y profesional.
Así da gusto.

Primer fin de semana de agosto en Madrid y hay que buscar bien porque muchos sitios están cerrados, pero viendo que Alabaster cerraba justo después de ese sábado no dudamos en acercarnos a cenar, esta vez en barra en la zona de mesas altas, más informal y con su carta propia pero no por ello con menos calidad, como siempre salimos muy contentos. Tras las cervezas de rigor y recomendados por Fran pedimos algunas raciones en formato de medias y otras de enteras, que pasamos a citar:

Croquetas de cigala: (media 8€) la media ración de 6 croquetas muy ricas para comenzar, que se sirven con una salsa a parte que es pura esencia de la cigala.

Buey de mar con tempura de algas: (21€) la carne servida desmenuzada y ligada en unas bolitas frescas que son una delicia, con unas crujientes algas en tempura.

Chipirones asados con pimientos de Padrón: (media 11€) como siempre un producto excelso y en un punto perfecto, acompañados con unos pimientos de Padrón “de verdad”, no del Perú. Picantitos…

Lomos de jurel con zanahorias y rabanitos: (22€) un pescado que aquí bordan por la calidad del género y el punto que le dan, una auténtica delicia.

Huevo con patata y carabinero: (3 medias, a 13,5€) plato que repetimos de nuestra anterior visita, en este caso 3 medias para que cada uno tuviéramos nuestro carabinero y huevo, plato sencillo pero fuera de serie, huevo, patata, carabinero y caviar…uhmmmm!!!

Mousse de queso, milhojas con piña y fresas con nata:(8€ cada uno): tres postres distintos para terminar y todos muy buenos, nosotros le dimos a las fresas que eran puro placer.

Como siempre comimos de maravilla en esta casa, incluso en esta versión más informal de la barra, además hay que destacar que el precio de casi todas las medias raciones es la mitad de una entera, algo que no es nada habitual y muy buen detalle. Y para beber siempre encuentras cosas interesantes en su carta de vinos, francamente completa. Comenzamos con unas copas de Manzanilla Sacristía AB y seguimos con un excelente Champagne Fleury Millesimé 2002 Extra-Brut (64€), que estuvo fantástico. Le dijimos a Fran que nos sacase un blanco a ciegas y nos puso un Suertes del Marqués Vidonia 2014 (35€) que resultó sumamente original y diferente a todo, un blanco con registros muy particulares. Copas de primer nivel (Riedel) y como siempre servicio inmejorable, simpático y profesional.

Pues eso, que una vez más (y van…) hemos vuelto a salir totalmente satisfechos de esta casa, en esta ocasión en mesas altas de barra en una cita más informal pero con la calidad habitual de cocina, servicio y sala, que forman el que quizá es para nosotros el mejor equilibrio en un restaurante de Madrid en estos momentos. Pagamos 75€ por persona, no fue barato, pero hay que tener en cuenta que la mitad de la cuenta fue el vino, es lo que pasa si quieres beber bien, claro. Pero la RCP es muy buena y los precios de los vinos tampoco van en absoluto cargados. Volveremos todas las veces que podamos.

  • Vinos

    Vinos

  • Mousse de queso, milhojas con piña y fresas con nata

    Mousse de queso, milhojas con piña y fresas con nata

  • Huevo con patata y carabinero

    Huevo con patata y carabinero

  • Lomos de jurel con zanahorias y rabanitos

    Lomos de jurel con zanahorias y rabanitos

  • Chipirones asados con pimientos de Padrón

    Chipirones asados con pimientos de Padrón

  • Buey de mar con tempura de algas

    Buey de mar con tempura de algas

Previa reserva un par de días antes, a las 14:00 del día de autos quedamos mi compañero de mesa y un servidor de ustedes, en la barra de este asentado y afianzado restaurante dentro de los más “in” de Madrid a tomar una caña y realizarnos los pertinentes saludos.

Como existen ya muchos comentarios previos, no incidiremos ni en la decoración, ni en el perfecto servicio de sala, ni en el buen ambiente que se respira ni en su comodidad ni en el maravilloso tándem formado por Óscar y Fran.

Mesa amplia y un nivel sonoro cómodo. Lo comandado fue lo siguiente:

Cortezas de Bacalao con brandada del mismo

1/2 Sardinas sobre crema de queso y tomate rallado

1/2 Ensaladilla rusa con ventresca de bonito

Guisante lágrima con cocochas de merluza en salsa verde

Todos ellos compartidos y en el caso de los guisantes emplatados individualmente. Curiosas las cortezas de bacalao aunque el exceso de sal las convierta en algo empalgosas al cabo del tiempo, o mejor dicho al cabo de haberte comido unas cuantas. Resto de entradas a un muy buen nivel, aunque los guisantes sublímes.

Continuamos como platos principales con :

Steak Tartar

Bonito en emulsión de piparras.

Ambos de factura impecable y en el caso del bonito con esa salsa ligera que le confería “punch” a un sabroso pescado de costera.

Terminamos con un delicioso Chocolate en texturas para compartir que junto con unos buenos cafés y un par de orujos blancos, de calidad sirvieron para cerrar una comida muy notable en todos los aspectos.

Para beber además de una botella de agua optamos por realizar un infanticidio eligiendo un As Sortes 2014 vino de muy buenas hechuras aunque en estado cuasi embrionario.

Destacar un muy buen pan de centeno, en esta ocasión. Y aunque ya teníamos fundamentaciones para decir que estamos en unos de los mejores establecimientos de la ciudad, en esta ocasión no nos queda más remedio que corroborarlo.

Nueva cata mensual con el grupo y nueva visita a Alabaster, un restaurante que se ha ganado ser un fijo en nuestras reuniones más de una vez al año y donde cada vez que acudimos salimos enormemente satisfechos. En esta ocasión no estuvimos en un reservado, pero sí que nos habilitaron una cómoda mesa en el segundo comedor donde estuvimos amplios y muy a gusto, la sala es sin duda uno de los fuertes de esta casa, comodidad, buena acústica, siempre se está muy bien. Como la cata era a ciegas y de blancos del mundo, nos permitieron diseñarnos un menú a medida para la ocasión con los siguientes platos:

Brandada y pieles de bacalao: rico aperitivo que consiste en unas pieles de bacalao fritas para “dipear” con una brandada que se presenta en forma de flan. Oigan, muy ricas.

Empanada casera recién horneada: la ascendencia coruñesa de esta casa se percibe con esta empanada de Galo Celta, masa y relleno de altura. Fantástica.

Ensaladilla con ventresca de bonito y aceite chile morita: una ensaladilla de aspecto peculiar con los ingredientes formando pisos pero realmente buena, con ese toque picante del chile.

Carpaccio de gamba roja, mahonesa de raíz de capuchina: producto de primer nivel y mezcla de sabores y texturas, en un plato frío formidable.

Huevo con carabinero asado y patata panadera: el plato más sencillo y el mejor de todos, con sus elementos formando una perfecta armonía. ¡Qué bueno!

Caballa escabechada con verduras y brotes de la Finca los Cuervos: un delicioso lomo de caballa finamente escabechado con verduras frescas y tiernas. Gran pescado y mejor preparación.

Arroz con bogavante frito en harina de maíz: fondo de caldo formidable y un bogavante excepcional con el justo punto de fritura, aunque el arroz estaba un poco pasado. Una pena porque hubiera sido un plato de 10, único fallo.

Milhojas rellenos de merengue de fresas y fruta de la pasión: delicadísimo como siempre el hojaldre y deliciosamente acompañado formando un postre fantástico.

Texturas de chocolate: como había otro vino dulce y se habían ido ya los cocineros le comentamos a Fran si podíamos tomar otro postre y nos preparó personalmente uno de texturas de chocolate. Una delicia y un detallazo de jefe de sala “top”.

Como siempre se come muy bien en esta casa, excelente producto y preparaciones sencillas y sabrosas, con ese punto de cocina atlántica que es el santo y seña de la casa. Acompañamos cada plato con su correspondiente vino, de aportación propia y a ciegas y con la temática de “blancos del mundo”.

Pitijopos 2014 Vol. 1 “Trebujena”: colección de mostos de varios terruños del marco elaborados por Ramiro Ibáñez, este de Trebujena muy fresco y meramente atlántico. [8,6/10]

Remelluri Blanco 2003: un blanco riojano distinto mezcla de bastantes variedades, incluso alguna típica del Ródano norte, algo cálido pero bien estructurado. [8,3/10]

Kloster Eberbach Hochheimer Domdechaney Spätlese 1990: enorme riesling del Rheingau en plena forma, complejo, largo, equilibrado, ya casi seco. Sublime. [9,6/10]

Domaine Ponsot Morey-St-Denis Monts Luisants 1er Cru “vieilles vignes” 1991: una rareza al ser un premier cru blanco en Morey plantado con aligoté en su mayoría. Lástima un ligero TCA que lo fastidió. [s.c.]

Marqués de Murrieta Blanco Reserva 1937: los Murrieta blancos son joyas mundiales y este con casi 80 años brilló de forma especial, limpieza, acidez, fuerza y frescura. Grandioso. [9,6/10]

Pera Manca Branco 2001: un gran clásico en el Alentejo, vino potente y algo cálido, con una cierta carga de madera, necesita mucho más tiempo. Seguro que mejorará. [8/10]

Olivier Leflaive Bienvenues-Bâtard-Montrachet GC 1992: no podía faltar un Grand Cru de Borgoña a la cita y este respondió con la clase esperada, en plena madurez. [9,4/10]

Domaine Renou Bonnezeaux “Les Melleresses” 2001: delicioso dulce de chenin del Loira botritizada, muy buen balance entre acidez y dulzor, en plena forma. [9,2/10]

Peller Estates Vidal Icewine 2001: un complejo y algo barroco icewine canadiense para terminar, más maduro que el vino anterior aunque con más materia. Para recrearse. [9,3/10]

Servicio del vino y mesas ejemplar, sin fallos, capitaneado de forma excelsa por Oscar y Fran, dos de los mejores jefes de sala de Madrid y dos pedazo de profesionales de la hostelería que tienen como objetivo el máximo bienestar del cliente, algo que consiguen sobradamente siempre que vamos. Sin duda uno de los puntos fuertes del este local. El precio final del menú con cafés, cervezas de aperitivo y postre extra fue de 65€, una magnífica RCP en todos los aspectos.

En boxeo, cuando se comparan púgiles de distintas categorías se hace con la expresión “libra por libra” y podríamos utilizarla igualmente para comparar restaurantes de diferentes pretensiones y precios y basándonos en todos sus componentes, cocina, sala, bodega y servicio. Pues bien, ahora mismo “libra por libra” para nosotros Alabaster es quizá el mejor restaurante de Madrid. Así de claro. Cocina de primer nivel, sala extraordinaria, muy buena bodega y tratamiento del vino, servicio y trato exquisito y enormes facilidades para poder desarrollar catas como las nuestra hacen que sea visita segura cada cierto tiempo y un imprescindible. Lo de la estrella llegará, solo es cuestión de tiempo. Una gran casa.

  • Arroz con bogavante frito

    Arroz con bogavante frito

  • Caballa escabechada con verduras

    Caballa escabechada con verduras

  • Huevo con carabinero asado

    Huevo con carabinero asado

  • Carpaccio de gamba roja

    Carpaccio de gamba roja

  • Ensaladilla con ventresca de bonito

    Ensaladilla con ventresca de bonito

  • Brandada y pieles de bacalao

    Brandada y pieles de bacalao

6 amigos cenando en un reservado. El servicio muy amable y correcto.
A ver si soy capaz de recordar lo que nos sacaron:

-Una rica brandada de aperitivo
- Croquetas de cigala- Ricas, con un bisquet que realzaba el sabor. Muy buena idea
- Sardina ahumada
- Zamburiñas
- Carpaccio de gamba- Muy interesante la crema/mayonesa
- Steak tartar con patatas souflé
- Costillas de cabrito con pastela- Impecable el punto (vacío) pero sosas. La pastela muy rica
- Merluza con pilpil de lima limón y espinacas. Rico plato pero un poco subido de soja
- Coulant de chocolate y naranja- Perfecto!
- Cerezas maceradas y helado de coco
- Semifrío de limón

Destacar la atención del personal de salay el mimo en la presentación de los platos.

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