Restaurante Columbus (CERRADO) en Madrid
Restaurante Columbus (CERRADO)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
60,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
90 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.0
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
5.7
Opiniones de Columbus (CERRADO)
OPINIONES
3

Con ganas de testear la propuesta Gastronómica de los Hermanos Sandoval (pero con fondos escasos para poder hacerlo en la casa madre Coque), nos decidimos por reservar 4 habituales en este Columbus -a través de un club gastronómico privado- matando así 2 pájaros de un tiro: probar una muestra de la cocina de Mario Sandoval a través de esta “asesoría” pactada con el Casino Gran Madrid y hacerlo, además, con un jugoso descuento del 30% en la cuenta final. La experiencia, a la postre, muy normalita. Comenzamos:

Ambiente y entorno:
Local aledaño al Casino Gran Madrid (y con acceso directo a las mesas del mismo) de diseño modernista y ciertamente engolado. Sala pequeña (8 mesas aproximadamente) a la que se accede desde la barroca zona de barra-lounge. Cocina a la vista a través de una hermosa cristalera y mesas amplias, vestidas de forma austera (solo cubremanteles) aunque con cubertería y coperío de nivel (Riedel). Respecto al público, antañón y de corte pijales en general. Sensaciones moderadas, por así decirlo.

Servicio:
Magnífico acomodo y asistencia por parte tanto del maitre-sumiller como por el resto de camareros que nos atendieron el Sábado pasado: atención constante, amabilidad absoluta y perfecto didactismo en la presentación-explicación de los platillos degustados, todo ello extrapolable a la parcela vinícola (presentación de botella, prueba inicial, atención constante a la temperatura y el rellenado…) muy bien en este área.

Comida:
A modo de snack, y mientras se nos ofrece un aperitivo para ojear las cartas, ponen unos chips de yuca con mahonesa picante bastante simplones. Decidimos pedir a la carta, con varios entrantes al centro para compartir y la correspondiente batería de principales y postres. Degustamos lo siguiente:

Empiezan ofreciendo 3 tipos de pan: aceite, cereales y blanco. Artesanos y muy ricos todos ellos.

Aperitivo:
Espuma de remolacha: una ligera espuma fría de este tubérculo, con todo su dulzor y gusto terroso perfectamente preservado. Rica y original. Un 7.

Entrantes:
- Carabineros envueltos en yuca a la pimienta negra: 4 carabineros de tamaño mediano envueltos en una espiral crujiente de yuca frita y aderezados con una potente salsa de pimienta negra. Excesivo el punto de cocción del crustáceo (carne excesivamente tersa, ya casi seca) y perfectamente prescindible la cobertura de yuca que en realidad nada aporta salvo un moderado crujiente en boca. Salsa demasiado intensa absolutamente desintegrada con la composición. Un 4 por maltratar así a los pobres carabineros.
- Tartar de salmón con puré de aguacate y marinada de jengibre y hojas de lima: generosa ración de un buen salmón excesivamente picado; gustosa la aportación untuosa del puré de aguacate y demasiado punzante el aliño de jengibre. Correcto+, si se puede decir así. Un 6.
- Guiso de boletus con huevo poché y jamón ibérico (x2): raciones generosas en las que quizás se echa de menos una atenuación de la excesiva potencia del guisote de setas. Aun así, la acertada cocción del huevo y la sabrosa combinación con el ibérico, funciona. Un clásico resuelto de forma demasiado tradicional. Un 6,5.
- Risotto de hongos y queso parmesano: a mi juicio, el mejor de los entrantes. Buena ligazón del arroz con un parmesano bien intenso, perfecto punto de cocción del grano y acertado aderezo de hongos y frutos secos. Receta tradicional que, de nuevo, se resuelve con solvencia. Rico, rico. Un 8.

Principales:
- Cochinillo lacado con su piel crujiente y su carne jugosa (x2): se sirve la generosa porción de gorrino en campana de vidrio, para dotarla de un sutil ahumado que impregna de forma sublime la crujiente piel. Se acompaña de un anecdótico puré de calabaza y una patatita soufflé. Si este es el cochinillo de Coque, desde luego para mí la fama es merecida. Un 8,5.
- Rodaballo a la gallega con aceite de pimentón ahumado: hermosa tajada de rodaballo cocinada de forma clásica, con un refrito de ajo, pimentón y aceite ¿ahumado? Buen punto del pescado y calidad del producto, con una magnífica tersura y sabor. Sencillez bien llevada. Un 7,5.
- Solomillo de ternera con foie y frambuesa al vino tinto: otro clásico sin discusión pero sin sorpresas: unos 300g de solomillo de calidad cocinado un pelín por encima del punto solicitado, rematado con un medallón de foie, salsa reducida de vino tinto, un par de patatas y frambuesas salteadas. Un 7.
Postres:
- Carrot Cake (x2): un flan de carrot cake recubierto con una ligera mousse de chocolate blanco. Postre goloso ejecutado de forma efectiva, muy bien. Un 8.
- Chocolate picante en texturas con frutos secos garrapiñados : una coca de galleta sobre la que se posan pequeñas preparaciones a base de chocolate (helado, mousse, arena) aderezado con una pizca de pimienta. Muy bueno también. Un 8.
- Torrija de leche con sorbete de chirimoya: pequeña torrija excesivamente emborrachada en almíbar que no acaba de cuajar bien con la acidez del sorbete de chirimoya. El peor de la terna. Un 4.

Acompañamos el festín con una botella Burdeos blanco (M. Lynch Organic 2012 sauvignon blanc, a 26 euros) y una de Cava Rosado Elyssia (25 euros). Los vinos muy caros (x2,5 aprox) aunque excelentemente tratados como ya se ha mencionado; gustó especialmente el Burdeos. Aparte, 2 copas adicionales de Cava (6 euros c/u), un Martini (5 euros), un refresco de cola (3,50 euros), 2 botellas de agua de 1 litro (3 euros c/u), 4 cafés (3 euros c/u) y el servicio de pan (3,50 euros por comensal). El total pagado 236 euros con un descuento del 30%. RCP correcta CON EL DESCUENTO, sin él me habría parecido francamente caro –nos habríamos ido a los 85 euros por barba-, tanto por el nivel de la cocina (a mi entender demasiado convencional para un sitio asesorado por Mario Sandoval), como por el sobreprecio sangrante de las bebidas y “extras” varios (vinos por copas, cafés, servicio de pan…).

Lo mejor: sobre todo la labor del servicio; las materias primas utilizadas y, sobre todo, los postres.
Lo peor: la cocina, a pesar de ser honesta y rigurosa, peca de ser aburrida, excesivamente anodina para aspirar a ser la “embajada” de Coque en Madrid. Sencillamente, esperábamos más.

Gran animacion en Columbus y alrededores ya que precisamente se inauguraba la escultura de Demo (Eladio Mora) que ha donado el Casino Gran Madrid a nuestra ciudad. Despues de ver la animada presentacion con Paco Leon oficiando de principe besando rana, nos dirigimos a tomar algo antes de cenar en el after work ( como asi lo llama) del Columbus. Bastante publico por el acontecimiento mencionado y servicio joven pero inexperto . Por fin conseguimos una copa de vino blanco que nos dijeron que era un verdejo y resulto un albariño Jardin de Lucia. Sobre las 21,30 pasamos al restaurante que es enorme con varias estancias y aunque luego se fue ocupando ( no en su totalidad) al principio estuvimos practicamente solos en la zona que da sobre el casino y donde se oye el tintinear de las fichas sobre las mesas de juego.

El servicio muy voluntarioso y atento enseguida nos trajo las cartas y nos explico que todos los platos eran como medias raciones y nos habló de los menús. Como eramos 3 personas decidimos pedir a la carta el mayor numero de platos posible para asi probar de todo.
En cuanto a vinos, no me gusto la carta. Predominio de Riojas y Riberas, buena selección de champagnes de pequeños productores ( esto si esta bien) y tambien algunos vinos internacionales interesantes. Pero EMHO la carta de vinos tintos nacionales que es la que “estudié” , no esta a la altura.
Cayeron al final 3 vinos que fueron:
• Pegaso. Barrancos de pizarra 2009: el mejor de la serie. Deberiamos haber seguido con él
• El Reventón Cebreros 2011: bien pero nos gustó menos que el anterior
• Terrazas de los Andes 2011: este fue una recomendación del sumiller para cerrar la comida con algo mas potente. Un Malbec bastante normalito. No convenció

En cuanto a la comida, salvo el excelente cochinillo emblematico de la casa, no es de entusiasmar. Lo comido fue lo siguiente:
• Aperitivo de la casa ( por 3,5€ que cuesta el servicio… es lo menos) : crema de boletus con trufa. Lo de siempre. Crema con aroma de boletus y con el consabido aceite aromatizado que tanto odio. Probé una cucharita para constatar.

• Anchoas de Santoña: Muy buenas . Excelente materia
• Pulpo a la parrilla con crema de puerros: mal. Una crema de puerros con trozos de pulpo dentro con lo que el crujiente que deberia haber tenido el pulpo era inexistente. Mala concepcion del plato en mi opinion
• Ensaladilla de bogavante: tambien de los mejores platos. Pedimos 2 raciones ( a 16,50 ¡¡¡cada una) porque eran escasísimas . Una ensaladilla rusa muy delicada con un trozo de bogavante jugoso. Muy rico pero carísimo
• Huevo poche con rabo de toro. Decepcion. Plato bien presentado pero con escasez de rabo de toro y con un fondo de aroma de trufa sospechoso a aceite aromatizado.
• Bacalao al pil pil con callos y corteza crujiente: Buena materia y buen punto del bacalao pero acompañamiento inexistente : ni callos, ni crujiente ni nada
• Cococha de atun: No recuerdo el nombre completo . Francamente bueno. Trabajada con un jugo de carne muy rico
• Tartar de salmon: por recomendación del camarero. Normal. Sin entusiasmar
• Steak tartar de ternera gallega: se nos pregunto por el punto de picante y dijimos que fuerte. Pues bien … llegó normalita. Lo devolvimos y conseguimos que estuviera algo mas brava. La presentación muy floja con la carne con apariencia de ser picada de maquina y presentada como una hamburguesa de las del burguer.
• Costilla asada de Waygu:bien sin mas
• Cochinillo lacado. Exquisito. Lo mejor como he dicho
Finalizamos con unos postres ya que las raciones son bastante escasas.

• Carrot cake: bien de sabor pero sin impresionar
• Torrija de leche: floja
• Chocolates con licor: lo peor

Cafes , 2 GT de Martin Miller con Schweppes y un Vodka tonic de Ketel one ( no conocía este vodka)

El montante ascendió a 400 euros aprox. RCP exageradísima para el nivel de los platos.

Acabamos dejándonos otro tanto en el casino ( al que se accede desde el restaurante sin pagar los 6€ de la entrada…gran detalle) con lo que la velada resulto muy agradable aunque tiramos la casa por la ventana ( tontamente) y habrá que engordar el cerdito de nuevo.
En resumen, lo recomendaría por la ubicación y el local pero nada mas.

Por alli estaban Mario y los hermanos pero en ningun momento pasaron por las mesas... de lo que me alegré para no tener que mentir...

La esperadísima llegada de los hermanos Sandoval a Madrid se ha consumado a través del Casino Gran Madrid de Torrelodones, un extraño compañero de viaje…, pero que en los tiempos que corren este tipo de establecimientos (y otros afines) nos permitirán disfrutar en la capital de novedades gastronómicas que son y serán bien recibidas.

El extraño compañero de viaje del COLUMBUS despista de entrada, una vez que parte de la inmensa sala permite visión directa del casino a través de un mirador abierto, la otra parte (más deseable indudablemente) no da a la sala de juegos, sino a un ventanal desde el que se puede ver el trabajo en la cocina.

No tuvimos problemas respecto a las dificultades de acceso (necesidad de facilitar el DNI), nadie nos pidió nada; Si más complicado es el acceso a los baños, un tanto desubicados, por lo demás, la decoración es un trabajo de Ignacio García de Vinuesa, con resultado dispar según los gustos de cada uno.

La participación de los hermanos está capitaneada por Diego, que se encarga de la sala, y de Mario, que dirige personalmente el servicio de noche en la cocina. Otro factor interesante es la tardía hora de cierre (02:00 horas).

La idea de los hermanos Sandoval ha sido rendir homenaje al descubrimiento del Nuevo Mundo, con platos protagonizados por especias y verduras de temporada, guisos tradicionales españoles fusionados con lo más exquisito de la cocina de Perú o México, escabeches, salazones, embutidos o tapas que hacen un recorrido por el fondo marino. La carta se distancia de la estricta fórmula de menús degustación del Coque, contiendo algunos de los platos más celebrados de Mario Sandoval con una interesante y sorprendente moderación en lo que a precios se refiere. También están disponibles dos menús degustación, denominados Oeste (50 euros) y 1485 (60 euros).

La carta de vinos es una consecuencia lógica del trabajo de Rafa en el Coque, no tan extensa, pero por supuesto muy interesante.

El COLUMBUS no es solo restaurante, sino que también los hermanos Sandoval se ha hecho cargo de un "Afterwork ", un cóctel-bar que completa la oferta de copas del casino junto a otras dos barras en el interior de las salas de juego, una especializada en maridaje de tapas y cócteles. El “Afterwork” el día de la visita está a rebosar de trabajadores de la zona.

El equipo de sala está compuesto por una multitud de jóvenes, con una moderna y arriesgada indumentaria. Estuvieron atentos en todo momento al servicio, pero se nota cierta necesidad de asentarse en el servicio.

Nos decantamos por el menú degustación 1845 compuesto por:

Moluscos y crustáceos de algas marinas, versión menos compleja del maravilloso “coral marino” del Coque. Muy bueno en todo caso.

Arroz meloso de setas y parmesano, perfecto en cocción y sabor, propuesta tal vez demasiado básica para la elaborada cocina de Mario.

Cococha de atún glaseada con tomate de árbol y fruta de la pasión, un plato conocido en Humanes. Elaboración perfecta en cuanto al punto de la cococha y combinación de sabores deslumbrante.

Cochinillo lacado con su piel crujiente y su carne jugosa. Un clásico de Mario: de 10, por supuesto.

Como postre, chocolate picante con licores en texturas, muy bueno.

Sensaciones: Restaurante evidentemente por asentar, y olvidándonos de la sala de juegos, en el que el excelente trabajo de cocina de Mario, la dirección de Diego y el trabajo de Rafa permitirán conocer la cocina de Mario al gran público a través de las distintas variaciones y combinaciones de platos, o por supuesto a través de menú degustación a un precio más que razonable.

Madrid en deuda con los hermanos Sandoval (de nuevo).

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