Restaurante Bahia taberna en Madrid
Restaurante Bahia taberna
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

Añadir tipo de cocina

Vino por copas:
Precio desde:
53,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
53 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
5.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.0
Comida COMIDA
7.8
Precio medio entorno ENTORNO
4.5
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Opiniones de Bahia taberna
OPINIONES
2

Para los que suspendían 'Pretecnología' en el instituto: Si estás en un radio razonable, merece la pena acercarse. Sin embargo, pese a sus luces, también tiene sombras consistentes.

Ahora sigamos los empollones...

Como decía anteriormente este lugar tiene luces, destellos, pero sombras firmes. Escribo esto enfadado. Sí, estoy enfadado porque son unas sombras tan sencillas, tan básicas que cuesta creer que estén tan claras y presentes. He esperado un par de días para escribirlo para intentar ser lo más ecuánime posible, pero no creo que me resulte posible, de modo que vamos allá y tened en cuenta este, mi enfado, cuando estéis leyendo las siguientes líneas.

Premisa:
Este bar-restaurante se encuentra en un barrio alejado de la totalidad. Sí, allí vas si eres un desocupado mental como yo, o si vives allí claro... o si tu GPS lo has instalado al revés. Se encuentra en un barrio cercano al aeropuerto, a Barajas, a la Alameda de Osuna, a la M-40, a la N-II, a la M-11, a la... vamos, que está cerca de la nada. Tengamos, al menos yo quiero tener, esto en cuenta en determinadas observaciones.

Pues nada, allá que voy yo con mis ganas de disfrutar de la comida metidas en la mochila. Lugar agradable, con zona de mesas y taburetes altos en la entrada y el salón, más pequeño, al fondo.

Me preguntan si quiero algo para beber, les digo que vino y pregunto si tienen carta. Aquí llega mi primer tropezón:
(Camarero) - Tenemos blanco, tinto y rosado. ¿Qué le gusta?
(Yo) - Me gustan todos, ¿cuáles tiene?
(C) - Blanco, tinto y rosado, depende de cuál le guste más.

Mmm... Respiro hondo e indico que miraré la carta y en función de lo que vaya a pedir ya le digo. Esto no sé cómo lo veis, desde mi punto de vista no es una conversación muy razonable, pero quiero pensar que debido al lugar en el que están es lo normal. Bueno, conozco la zona un poco, el paisaje y el paisanaje y sí, esa respuesta es la común válida, pero creo que su respuesta a mi pregunta debiera haber sido algo más concreta.

Me traen la carta. Divertida. Simulando un colorido disco de Santana. La abro y... estoooo... Sólo pone 'Menú corto' y 'Menú largo' y sus precios. En inglés y castellano. Nada más. Le di mil vueltas a la carta y no ponía nada más. Volvió el camarero y me preguntó si ya había decidido qué tomar. Le indiqué, claro, que dificilmente, ya que en la carta no pone nada. Entonces me preguntó si tenía alguna alergia, preguntó en la cocina y me indicó los platos. Y entonces sí, me indicó también qué vinos tenía.

No sé cómo lo veis, pero para mi fue uno de los comienzos más absurdos en un restaurante en muchísimo tiempo.

Vamos con los platos. El menú corto (creo que este comienzo tan abrupto hizo que decidiera el corto en lugar del largo, la verdad) consta de dos aperitivos. El primero fue una suerte de crema de guisantes con unos dados de un queso italiano cuyo nombre no recuerdo. Agradable, aunque le daría una pensada a la textura y al sabor. El segundo una patata en ¿alioli? ¿en su tinta? de ajo negro. También agradable y también le daría una pensada al sabor. Me resultaron ambos aperitivos algo tenues. Recordemos la premisa... este barrio es de los de "Generación solomillo".

Pasamos a los principales. Llegaron unos garbanzos salteados, con humus y navajas. Aquí sí. Este plato estaba bien rico, con sabor. Aunque puesto a poner pegas (sí, sigo enfadado), le daría una vuelta a la presentación... Sigamos recordando la premisa.

Le sigue una focaccia con chipirón, sobrasada italiana y una suerte de alioli. Este plato está bien, pero no. Creo que habría que darle una pensada al formato, algo incómodo de comer, y nuevamente al sabor. Sí, soy de esos tipos tan prepotentes que cuando ven un plato en el que consideran que hay algún problema, se les ocurre cambiarlo. Por otro lado, de verdad, considero que el sabor es lo principal y, excepto los garbanzos, estaba todo como pasado por un filtro para no ofender.

Seguimos con un tartar de pez limón. Agradable. No ofende. Sigh. Y, por último llegamos a un rabo de toro deshuesado y envuelto en pasta brick marcada en la plancha y, en el momento de servir, le añaden su caldo. Este plato estaba muy bien, si bien volvía a adolecer de cortedad en el sabor.

Llegamos a los dos postres. Un primer postre, que me gustó mucho, de higos con mascarpone y un segundo postre que, creo que llamaron 'chocomisú', bastante agradable.

Un café y listo.

Antes de seguir (gruñendo) una referencia al servicio. Son gente maja, de verdad, muy atentos y amables, aunque creo que hay alguna cuestión a corregir, como el inicio ya comentado y alguna cuestión más que ahora os narraré.

Vamos con el vino. Tienen cuatro o cinco vinos blancos y tintos para el servicio por copas. No son para perder la cabeza pero, afortunadamente, tampoco son los que te encuentras en cualquier sitio. Parece que tienen cierta inquietud, pero les falta algo más. Sí, vuelvo a la premisa. Su oferta de vinos es esa que de cuando en vez comentamos por el foro de "Cosmopolita pero viril". Al menos parece suficiente para su cocina. Solventé el asunto con un par de copas de Gaba do Xil Godello. Bien de temperatura (bueno, algo frío de más, pero mejor así que calentucho), también tenían algún verdejo y un chardonnay de Latour. ¿Por qué no abundo más en qué vinos eran? Porque esta escueta información la obtuve al insistir en que quería más información para decidir. ¿Cuántas veces tiene que preguntar un cliente para obtener toda la información? No lo entiendo, la verdad. Cuando llegó el momento del rabo (con perdón) me ofrecieron cambiar a un tinto, pregunté cuales tenían y me dijeron que tenían varios y un bobal nuevo. Les pregunté de qué productor, me respondieron que no sabían. Vamos a ver, puede ser que no lo sepa porque acaba de llegar, pero ¿tengo que explicar yo que la respuesta correcta es que no lo sabe pero enseguida pregunta y me lo dice? De verdad, que no lo entiendo, que esto es algo básico. ¿Comprendéis que estas sombras hicieran que me fuera enfadando? No con ellos a nivel personal, si no con el lugar en general por tener esas lagunas tan claras y absurdas. No parecía que el personal adoleciera de desidia, de verdad, es que sentía que el que formulaba preguntas absurdas era yo y nadie jamás preguntaría eso y nadie lo había hecho antes.

Pues vamos con el precio. Cada copa de ese godello a 3,3 EUR. Sí, un vino que cuesta en tienda entre 6 y 8 EUR, a 3,3 EUR la copa. No pongo adjetivos. Esto es algo como para enfadarse y realmente me jode que un lugar que podría brillar mucho más con una buena política de precios (y otros ajustes más), esté en esa línea tan absurda.

También bebí agua. El servicio, que insisto en que salvo esas cuestiones de desconocimiento, es muy agradable, se ocupaba de que no me quedara sin agua. Servían de una botella de agua mineral. Bien, tomé dos vasos de agua que debieron ser como 500 ml., por un total de 2,4 EUR. Esto es, a 1,2 EUR el vaso de agua. Está pero que muy bien cobrado.

Más, el servicio del pan. Tomé una rebanada. 1,5 EUR.

Café cortado: 2,2 EUR.

Vamos a ver, ¿es que nadie le va a poner criterio a esos precios? ¿Nadie ve que son ridículos? Vale, que sí, que estoy enfadado y que intento tener en cuenta la premisa. Pero es que es absurdo.

Y lo que más me enoja (lease lo que más me jode) es que la cocina tiene brillos. Que sí, que se come bien, que ahí hay algo más de lo que se ve a simple vista y lo que sentía en esos platos es que es como si trabajasen con el freno de mano echado. Le falta más atrevimiento, comenzando por el sabor.

Y me enoja esos precios tan absurdos por elementos accesorios, cuando lo importante tendría que ser la comida y la bebida y la primera parece que está capada (sic) y la segunda perdida.

Y me jode, porque me apetece seguir probando sus platos, porque parece que esta gente necesita un empujón para poder despegar, me parecieron majos, agradables, amables y con más cocina de lo que se ve a simple vista, pero en esa línea no me parece razonable intentarlo; y después pienso en la premisa de dónde está este local... y me jode más y me enfado más.

Ah, el precio del menú corto son 39 EUR y el del largo creo que 45 EUR.

Abierto, creo, hace un par de años en el barrio de Coronales, detrás del parque Juan Carlos, en una zona residencial con poca oferta gastronómica.
Es un local agradable, decoración moderna, mesas corridas en la zona de la barra.
El local es perfecto para un tapeo con vino o, un gin tonic con un par de tapas a una hora tonta (afterwork).
Las copas las preparan bien.
Las tapas son muy originales: garbanzos con curry y salmonetes, tartare de atún, risottos con trufa. Pequeñas raciones de cocina creativa, bien resuelta.
Tiene también un pequeño comedor con menú a la carta que no he llegado a probar porque el ambiente de la barra resulta más apetecible.

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