Restaurante de cocina cantonesa pero más creativa y divertida. Forma parte de un grupo repartido por algunos puntos del globo: Londres, Sanghai, Bombay, Dubai, Doha, Nueva York, Miami, San Francisco y las Vegas. El de Londres tiene una estrella Michelín desde el 2003 de manos del chef Tong Chee Hwee. De ahí han ido saliendo clones siempre ubicados en puntos muy bien estudiados, casi siempre en hoteles de lujo, como es el de Doha en el impresionante hotel St Regis.

Más que un salón, consta de varios saloncitos separados por biombos modernos cada uno con un grupo de mesas para dar un aire más íntimo. Atmósfera cool fusionando el diseño tradicional chino con la estética modernista. Luz tenue muy bien estudiada y música chill out un pelín alta para mi gusto. Sin duda alguna, mucho diseño para crear un entorno realmente agradable. También dispone de una preciosa terraza con vistas a la bahía de Doha, pero desafortunadamente las noches están siendo muy frías en estas últimas semanas.

El servicio formado literalmente por un batallón de jóvenes (occidentales ellos y chinas ellas) muy atentos y eficientes. Sin duda alguna, bien preparados.

Carta basada en la cocina tradicional cantonesa pero más elaborada y con presentaciones más estudiadas, a la que se añaden productos como la langosta o el wagyou.

Sin detalles ni antes ni después de la cena.

Cena para una persona:

- Dumplings Shanghai: Media docena de magníficos dumplings. En vez de cocidos, se pasan por la plancha unos segundos y solo por un lado. Masa muy fina y con un relleno de pollo con champiñones increíblemente espectacular (llevaban también una hierba pero que desgraciadamente he olvidado su nombre). Se acompañaron con una salsa agridulce casera con chile. Sinceramente, espectaculares.

- Rollitos crujientes de pato: Un par de rollitos también con la masa muy fina y crujiente, pero esta vez rellenos de pechuga de pato muy troceadita y de una barrita de pepino. También muy buenos aunque el relleno me resultó un pelín seco. También se acompañó de otra salsa: satay.

- Pollo Sichuan: Plato con pechuga de pollo especiada, troceada y salteada con salsa Szechuan. Como detalle final, la piel se asa aparte hasta ponerla crujiente y se presenta sobre los trozos de pechuga. El resultado realmente espectacular de nuevo gracias al ajo, el jengibre, el picante del chile y la pimienta de Sichuan. Buena elaboración y perfecta presentación.

- Fondant de chocolate con helado de vainilla: Clásico fondant que no me emocionó pues el chocolate me pareció más dulzón que amargo. El helado que lo acompañaba tampoco me dijo nada. No estaba a la altura de lo demás.

Este hotel si tiene licencia de bebidas alcohólicas. Dispone de una de las mejores cartas de vinos de la ciudad, con una oferta de vinos procedentes de todas partes del mundo. Me llamó la atención su oferta de champagnes y de sakes. También me llamó la atención su original forma de clasificarlos: Vinos afrutados, vinos con terroir, vinos con historia, vinos curiosos, etc. Desgraciadamente los precios no son para la mayoría de los mortales. Disponen de sumiller y observé un perfecto trato del vino en otras mesas. Me decidí por uno de los pocos vinos españoles que servían por copas: Arribes de Vettonia Malvasía 2011 (9€ cada copa) que me sirvieron en una copa más que aceptable y a temperatura perfecta. Me supo a gloria después de varios días de abstinencia. Tuvieron el detalle de invitarme a una segunda copa de malvasía.

Para antes o después de la cena, dispone de una señora barra con gran variedad de licores y una muy buena oferta de cocktails en manos de un grupo de buenos profesionales preparándolos.

Precio total: 70.00€ (inc. tasas, botella de diseño con 1 litro de agua "artesanal" VOSS procedente de Noruega a 8.50€ y una copa de vino).

Nota: El precio por persona indicado es lo que estimo que costaría comer en este local con tasas y servicio incluidos y sin bebidas