A uno le gusta probarlo todo, en cuanto descubre un nuevo local, las ganas de visitarlo le pueden y casi va "ciego" a descubrir las novedades.
Restaurante situado en el hotel NH Villa de Bilbao, un hotel con muy buena fama y que he visitado gracias a un amigo madrileño que suele hospedarse en él.
Hará cosa de un año que han abierto un acceso junto a la entrada del propio hotel pero hasta esta semana no lo habíamos descubierto.
Viernes noche, nuestra mesa y otra de 5 comensales... así están las cosas hoy en día.
El local es moderno, ofrece varias opciones. Un menú diario de 17e y el mismo por 22 los fines de semana y también carta y un par de menús degustación.
Hoy nos hemos decantado por el Menú Otoño
En dicho menú entra el agua y copa de vino pero como con una copa a uno no le da de sí pues hemos decidido probar un nuevo vino, en esta ocasión un Riesling Anselmann Classic 2011 en nariz no me ha dicho nada, no es un riesling típico, no resalta nada en concreto, muy suave. En boca diría que es excesivamente dulzón pero sin convencer. Como soy un completo ignorante y cada día me doy más cuenta, la "osti" que nos han metido ha sido de ordago, casi 30 euros el vinito. Y ahora, investigando, descubro que su valor es de apenas 10 euros. Otra novatada más a añadir a la ya larga lista.
Una cesta de panes muy ricos y variados sin coste añadido.
Aperitivo consistente en Canutillos de txangurro y tosta con txistorra ricas ambas cosas, generosa ración, acompañados de una crema de ajo muy sabrosa.
Ensalada de tomates y antxoas marinadas las antxoas estaban riquísimas, como a mi me encantan, de sabor fuerte y se notaba que era buen producto. A destacar que todo va emplatado individualmente.
Arroz cremoso de hongos y setas con virutas de idiazabal el mejor plato de la noche. Rico de narices. Sabor a raudales.
El punto ideal del arroz, las setas también con muchísimo sabor y el toque de idiazabal le daba el broche magnífico. Muy bien conseguido.
Meruza asada con patata rota y trazo de tinta buen pescado, buena ración, buen punto.
La patata estupenda. Pero llevaba una salsa de tomate que........
no sé como decirlo. ¿Demasiado especiada? Me sobraba totalmente. Para gustos los colores y los sabores.
Jugo de arroz con leche, cake de zanahoria y canela a fin de cuentas el resultado era un arroz con leche co-jonudo. Un postre rico de ganas, fresco, dulce pero sin empalagar. Un toque de chocolate blanco que remataba un conjunto destacable.
El servicio es bueno, muy atento y cambiando platos y cubiertos con cada nueva vianda.
Un cafecito para no echar cohetes a 2,40 euros y a otra cosa, mariposa.
Pues si hubiésemos bebido agua la RCP sería buena y la sensación otra.
No entiendo como se puede meter semejante sablazo en una botella de vino en un local de estas características pues con ello no creo que consigan precisamente que nos animemos a volver.