Comida de domingo en EL MERCADO DE ESPRONCEDA, situado en la calle del mismo nombre, enfrente de la Agencia Efe. Local alargado, una barra a la entrada y varios comedores uno detrás de otro. Decoración estilo “pompeyano”, columnas, hornacinas y falsos mármoles pintados, herencia del restaurante italiano que hubo anteriormente. Ambiente familiar, restaurante casi al completo. Carta de tipo mediterráneo muy parecida a otros negocios del Grupo Oter, buen producto con preparaciones sin complicaciones: algo de marisco, pescados frescos, carnes rojas y varios tipos de arroz.

Nada más sentarnos nos ponen un aperitivo de aceitunas gordal aliñadas y lacón recién cortado con rúcula. Tres personas, pedimos, todo a compartir:

Alcachofas en flor a la parrilla, muy tiernas, buenísimas.

Tortilla de puerros confitados y bacalao, muy jugosa, excelente.

Fuera de carta unas puntillitas, es decir chipirones a la andaluza, fresquísimos, en una fritura sin pizca de grasa.

Un escalope de ternera con patatas fritas naturales, del que no quedó ni las migas.

Por último un risotto de setas de temporada, trufa negra y teja de parmesano, suave y con un arroz perfecto de punto.

De postre un coulant de chocolate, que sirven con helado de vainilla y unas rodajitas de manzana Granny Smith. Para terminar, café con unas pastitas de coco de parte de la casa.

Carta de vinos muy completa y a buen precio. Nuestra elección fue un albariño: Pazo Santo Mauro, que armonizó divinamente con la comanda.

Copas, mantelería y vajilla de buen nivel. Panes artesanos y servicio muy atento. Los platos servidos calientes y a su debido tiempo, excepto el risotto, que tardó un poco en salir, y es que en ese momento el restaurante estaba a tope.

La cuenta hubiera ascendido a 120 euros que gracias al “efecto kaviar”, se quedó en 85. En conclusión: un valor seguro. Buen material. Platos que no sorprenden pero que tampoco defraudan. Para repetir, y si es con descuento mejor que mejor.