Recien “aterrizados” y dada la proximidad al aeropuerto llegamos a comer a este bonito restaurante. El local es muy agaradable pero la sala principal acristalada que es preciosa estaba a una temperatura insoportable ya que el sol da de lleno y las mesas en sombra estaban ocupadas. Con gran acierto nos cambiamos a un pequeño comedor que tambien tiene grandes ventanas y alli se estaba de maravilla.
El servicio es muy atento y salvo una cierta lentitud ( que luego vimos que es muy habitual en casi todos los locales de la isla) se porto con correcion y amabilidad.
Como ya he dicho que llegamos desde el avion, no estabamos muy espabilados y para el vino nos dejamos aconsejar y el acierto fue pleno. Vulcano malvasia que es de una bodega del pueblo de Tias y que nos encantó. Tengo que decir que todos los malvasia secos que tomamos en nuestra estancia ( que fueron muchos) nos han gustado bastante.
Como aperitivos nos trajeron:
• Crema de zanahoria con trufa: la trufa ni se apreciaba. La crema corecta
• Esferificacion de aceituna . Perfecta (me acordé de El Bulli)
• Aceites de arbequina y picual con panecillos caseros de cebolla y hierbas. Muy buenos
Pedimos para compartir una ensalada crujiente de langostinos con aguacate, manzana y miel que nos parecio realmente buena. Muy equilibrada y refrescante
Como segundos:
• Taco de cherne con tuberculos y polvo de algas y crustaceos. Muy buen pescado y bien presentado
• Cochinillo crujiente con salsa de remolacha y manzana. Un racion abundante de muy buen sabor y perefecto punto de asado
Pedimos unos cafes que en mi opinion habrian quedado de maravilla con unos petit fours pero los sirvieron sin nada mas dejando una sensacion algo pobre en la mesa habida cuenta del nivel del servicio y la cocina.
Pero en resumen, nuestro bautismo gastronomico lanzaroteño fue muy muy bueno.