Sabor agridulce

Fui al restaurante de Karlos Arguiñano en agosto de 2009. Estaba haciendo el Camino de Santiago del Norte y me pareció una forma de darnos un pequeño homenaje en esta preciosa localidad.
Me decepcionaron los platos, la carta impropia de un restaurante que ostentó una estrella Michelin. No lo digo porque estuvieran mal cocinados o porque el producto no fuera bueno, sino porque me parecieron ramplones.
Por contra, debo decir que el servicio fue muy atento y que los postres (pedimos la degustación) fueron relamente exquisitos: Un 10! Por lo menos nos salvaron la visita.
También añadir que el entorno y las vistas son realmente fascinantes.

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