Nuestra ya de por sí agradable escapada a Girona - capital y provincia - se vio colmada de amabilidad y atenciones por parte del personal de este buen hotel.
Su situación es excelente, céntrico, junto a la Gran Vía Jaume I y a apenas tres minutos andando de la catedral, y sin embargo está situado en una calle tranquilísima por ser toda la zona peatonal y agradable para dar un paseito tanto de día como de noche.
Se trata de un antiguo edificio bien restaurado, las zonas comunes no son muy amplias pero disponen de un agradable jardin con piscina en el que también se puede degustar alguna copita o cocktail.
Disponen de parking de pago pero también aconsejan aparcar junto al Parc de la Devesa, opción que preferimos.
Las habitaciones son correctas de tamaño - unos 25 m2 - y aunque no tienen vistas (la nuestra a un pequeño patio interior), están bien amuebladas, la cama es cómoda y bien pertrechada, el baño suficiente en tamaño y bien equipado y se dispone de caja fuerte, minibar, albornoz, zapatillas, secador profesional, amenities de calidad que reponen sin escatimar y ... báscula, para poder controlarse el efecto de las comilonas !!!
Un hotel en el que no falta de nada y en el que brilla a gran altura la atención que se te dispensa desde la llegada hasta el momento de la despedida, con todo tipo de consejos sobre la ciudad e incluso sugerencias sobre la zona de playa que íbamos a visitar a continuación de Girona capital.
Ojalá que volvamos pronto a Girona y a este encantador hotel.
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