A través de un portal de escapadas nos alojamos en este lujoso hotel situado en un pequeño pueblo de Ávila, Bohoyo, en las estribaciones de la Sierra de Gredos. El paquete contratado incluía una noche de alojamiento con desayuno, el uso del spa del hotel y una cena degustación en el restaurante del mismo (Alfonso XIII). Todo ello por 140 € por persona, lo cual no considero caro para un hotel de su categoría. A la llegada, el recepcionista nos acompañó a la suite desde donde se disfrutaban unas maravillosas vistas de la sierra. El baño, correcto (con artículos de aseo de muy buena marca), la cama y las almohadas, cómodas, y la decoración, al igual que la de todo el hotel, algo recargada, imitando ser un castillo por dentro y por fuera, con muebles antiguos y repleto de maderas nobles y mármoles. El spa está bastante bien aunque es algo pequeño. En la cena nos dieron la opción de sustituir el menú degustación por un primer plato, un segundo y un postre de la carta, y así lo hicimos, aunque nos vimos obligados a elegir el postre al principio. Los platos (salvo los postres) resultaron, en general, bastante insípidos, diría yo impropios de un restaurante de 4 tenedores. El vino (sin posibilidad de elección) fue un correcto Rueda verdejo (Oro de Castilla 2010). A la vuelta a la suite nos habían dejado una botella de cava (un tal Alba, desconocido para mí). El desayuno continental resultó muy agradable y completo. El servicio fue bastante bueno y atento, salvo en la cena, que resultó algo antipático. En definitiva, un buen hotel aunque le falta algo para ser realmente un 5*GL.