Creo que ya está bien descrito el edificio, entorno y el trato simpático y familiar de la propietaria de este pequeño hotel. Sin duda alguna merece la pena si se desea conocer la comarca de Las Arribes del Duero.
Reservamos una habitación triple en el ático, muy amplio y acogedor. Suelo de tarima, paredes de granito hasta media altura y techo con vigas de madera. Resto de pared de color amarillo envejecido. Cuarto de baño sencillo pero con buenos detalles. Minibar vacío y cama supletoria bastante incómoda.

Desayuno buffet incluido en el precio algo justo (zumos de tetra, brick y café americano, tomate natural y mermeladas de envases individuales y pocas opciones de bollería y embutidos), aunque me imagino que el precio pagado tampoco permitiría mayores alegrías.

Tienen un restaurante muy aceptable con platos tradicionales de la zona y comentado en la sección de restaurantes.

El precio indicado incluye desayuno y cama supletoria.

Como bien dice el comentario anterior, hotel con encanto que antiguamente era un cuartel de la Guardia Civil.
Dispone de facil aparcamiento, asi como de restaurante, cafeteria y terraza de verano.
Trato muy cercano y familiar, desayuno tipo bufet con embutidos de la casa, rosquillas y bizcochos caseros, tostadas con tomate y aceite, buen cafe y por poner algun pero, zumos de bote.
Las habitaciones son amplias y luminosas, decoracion que mezcla muebles de diseño con paredes de granito y colores suaves, cama de 1,50m, pequeña tv de plasma, minibar etc... baño de buen tamaño, ducha encastrada en la pared con mampara, toallero electrico y amenidades de Yves Rocher.
Para volver sin ninguna duda.

Nuestro objetivo era visitar Portugal, hacer un crucero por el Duero, caminar por los arribes y a todo esto nos ayudo el estar alojados en este magnifico establecimiento antigua Casa Cuartel de la Guardia Civil reconvertido en Posada con mucho encanto, situada en la localidad fronteriza de Fermoselle. El trato recibido por parte del personal muy correcto y familiar, sensacion que se transmite al propio ambiente del hotel, su cocina muy interesante, a destacar las carnes Sayago, algo tan sencillo como el pan y como no sus embutidos y jamones ibéricos de fabricacion propia, además te dan la opción de comprar algún lote. El diseño del hotel muy acertado, combinado a la perfección tradición y modernidad, la terraza después de la cena un sitio perfecto para conversar, en definitiva para repetir. Concerté este alojamiento por medio de Evadium, con un sistema de escapada temática que incluía crucero por el duero, mas visita a bodega(Hacienda Unamuno)y salio muy bien de precio.