Como bien te dicen cuando llegas "Has llegado a un pueblo, esto no es un hotel. Queremos que te relaciones con tus nuevos vecinos". Concepción atípica de habitaciones y hotel. Explico. Se trata de una antigua aldea, en la que cada una de las casas, se ha convertido en una habitación, por eso todas son suites, ya que cuentan con zona de estar y terraza. Muy modernas y acogedoras. Habitación y baños muy limpios. Buena cama. Disponibilidad de una amplia biblioteca, casinet, bicicletas de montaña, etc. Todo muy familiar y tranquilo. Dicen que el tiempo aquí pasa muy despacio, nosotros fuimos la excepción. Se agradece que no haya teléfono en las habitaciones ni televisor (en este caso ni en zonas comunes), de hecho, prácticamente no hay cobertura de móvil, no obstante se encuentra en algunas zonas de la aldea.
El precio no inlcuye el IVA pero si las cenas y el desayuno (productos de la zona). Hay que pagar la bebida de la cena. Disponen de una carta de vinos corta y elevada de precios.
Excelente el restaurante. Cuando fuimos, a cargo de los fogones estaba Miguel Angel del Angel Azul, a la vez que disfrutaba de sus vacaciones.
Muy muy recomendable (para algunas personas).