Hospedarse en este Hotel es una experiencia fantástica por muchos motivos: porque es precioso, la atención excelente, la famosa Cúpula del Palace una maravilla donde desayunar es un lujo,...pero además si te gusta la historia moderna de nuestro país no puedes dejar de pensar que fue hospital de sangre en la Guerra Civil y allí el 23-F la Junta de Secretarios de Estado se constituyó en Gobierno y mantuvo la Constitución en activo.
Llegamos a la vez un grupo grande y los trámites de entrada fueron un poco largos, quizás les cogió un poco desprevenidos.
Ya la entrada es bellísima, pero subes un par de tramos de escaleras y te encuentras con la zona de comedor, la Cúpula, que constituye por sí misma un motivo de visita y admiración pues creo es una de las estancias más bonitas que he visto.
Toda la decoración en general del hotel es espectacular, con mueble clásico; lo mismo en las habitaciones, muy espaciosas y comodísimas, con una armario muy grande que incluye plancha y tabla de planchar, soporte para desahacer al maleta y una caja de seguridad de buen tamaño y sencillísimo uso.
La cama, ropa de cama etc...de igual categoría.
Si acaso el baño no llega a la altura a pesar de estar bien, es de bañera con inodoro independiente y me llamó la atención la escasez de adminículos de aseo.
Capítulo aparte merece el desayuno-bufé, sin duda el mejor que he tomado en mi vida tanto en calidad como en cantidad, con todo lo que os podáis imaginar y más de los 5 continentes. Servido en la Cúpula con un nivel de atención en los camareros altísimo.
Los trámites de salida fueron más fáciles que los de entrada y por supuesto un botones me impidió sacar la maleta hasta el taxi, sólo le faltó decirme -"Oiga, que está Vd. en el Palace"