Hace eones que no voy, pero hubo un tiempo que de tanto ir me encontraba como Pedro por mi casa ;-)
Las cortinas y esa inclinación de las casas, propias de un tetris hasta las trancas de LSD y que me ponía de los nervios cada vez que hacía una foto. ¡Era imposible encuadrar con todo descuadrado! 8-D
Pero oiga, eso sí, lo de la divinité cocineril vista desde fuera, de todo hay. Le puedo asegurar que en aquellos tiempos pasábamos haciendo apuestas por una casa de Leiden en la que los platos sucios iban desde la pila hasta el techo. ¡Escalofruses!
Saludos,
Jose