Hay restaurantes que no lo permiten y entiendo sus razones, en gran parte por el problema que puede significar incluso para los mismos comensales el que uno pida dos platos y los otros nueve o diez, pero las reglas están para saltárselas y hay ocasiones en las que el incumplirlas puede estar justificado. En todo caso, el restaurador es muy libre de imponer sus normas, y el cliente de aceptarlas o de buscarse otro restaurante que si se adapte a sus necesidades.
En este caso no nos pusieron el más mínimo impedimento.