Enhorabuena por esta fantástica crónica. Respecto a la magia y la elegancia, creemos que un lugar como el Celler ha de aportar las dos, pero lo que no ha de faltar es la elegancia. La magia depende a veces de aspectos etéreos, del ánimo del personal y de los comensales, de la predisposición a la sorpresa y a sorprender de otros. La elegancia es un trabajo de fondo, algo que no surge de manera espontánea, algo medido, educado durante el tiempo. Y cuando es bien entendida, dista mucho de la decadencia y mantiene a un lugar en la vanguardia ya que es señal de status. No conocemos Noma, pero se nos hace difícil imaginar un lugar mejor.
En cuanto a los maridajes o como muy bien has acuñado: hermanajes, la labor de Pitu es encomiable. Hace que ir al Celler y no disfrutar de sus hermanajes sea casi un delito tipificado.
Un saludo ;-)
SILvia y ANtonio