Ir a Cal Cabré es lo más parecido a ser un caracol que viajas con tu casa a cuestas.
El pueblo es precioso, ideal para relajarse, "alejado" del ruido de la N420 aunque a tres minutos de ella así que moverse en coche es fácil y cómodo. La casa es preciosa, decorada con muchísimo gusto y muy, muy cómoda. No hay tele, allí se va a descansar y olvidarse de todo.
En la casa podréis disfrutar cocina típica del Priorat y una carta de vinos de la tierra interesante a precios muy competitivos (Una buena opción para disfrutar de los vinos de la zona sin dejarse la nómina).
Marta y David os informarán de todo lo que os interese visitar o conocer, son conocedores de la historia y de la tierra en la que viven como nadie, así que ante la más mínima duda no dejéis de preguntarles, se desvivirán por ayudaros, ya sea con indicaciones o con una llamada para concertar una visita.
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