Hay que quitarse el sombrero

Rojo rubí con rivetes violaceos.

En nariz es elegante, con aroma intenso. Toques de frutas maduras, melocotón, la vainilla y más que se me pasan y no consigo encontrar (aún soy un simple pricipiante)

En boca tiene un sabor intenso, carnoso, potente con frutas rojas y alguna especia. Un puntito de dulzor que no se de donde sale. Buena acidez. Final persistente con agradables notas de barrica. Quizás algo astringente.

Lo acompañé de un chuletón de ternera a la plancha condimentado con especias árabes y realmente se dieron la mano e hicieron todo el camino juntos, plato y copa. Me entra hambre de recordarlo.

Una maravilla por 7,5 euros.

Es un vino que me impresionó, se comienzan a hacer buenos vinos en la provincia de Cádiz tal como este o el Taberner.

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