Tiene la fuerza y al mismo tiempo humildad de los vinos elaborados con el corazón.

Rojo picota con pequeño ribete granate. Nariz abigarrada de carácter arisco y mediterráneo que con la aireación se vuelve mentolada. Magnifica expresión con tonos de piedra pizarra, arándanos, fresillas silvestres y grosellas con su toque de confitura. Toques ahumados y tostados, tabaco, tierra seca con hojarasca de eucaliptus, notas evolucionadas mentoladas, de after eight y corazón de ciruela con hueso. Final que evoca sutilmente a lo añejo con un recuerdo al armario de medicinas y al poso de café de puchero. Ciruela con hueso y balsámicos. En boca es una maravilla, firme, potente, con vida por delante, mostrando aún la estructura de su juventud. Saca desde el ataque la fruta madurita con hueso ( ciruela ) y su frescura, dotado de una excelente acidez que lo hace jovial en la evolución. Amplio, frutal, con un posguto intenso y una retronasal que traslada las notas mentoladas, los torrefactos y la frescura de la mineralidad de la piedra pizarra, así como esas sensaciones sutiles de rebotica y la fruta en sazón con hueso. Está en perfecto estado, no se le nota para nada estos 20 años desde la cosecha salvo en lo bueno que está. Tiene la fuerza y al mismo tiempo humildad de los vinos elaborados con el corazón. Una maravilla, degustado en casa aprovechando que mañana es festivo por ser el día de Andalucía.

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