Recuerdo el día con gran entusiasmo, no solo por la visita al pueblo, que es precioso, si no también por que llegamos a este restaurante aconsejados por un amigo y fue una gran experiencia. Nos recibió Romina con gran simpatía y nos acomodó en uno de sus salones explicándonos el significado de cada uno de ellos.
Nos tomaron nota, pedimos, entre otros, un "carpaccio de boletus edulis y amanitha caesarea" y, como no, un asado de cordero. Todo riquisimo y muy bien presentado en mesa.
Sergio se ocupó de que no faltase de nada en ningún momento. Muy buena atención.
En cuanto a la bodega es increible poder encontrar en un pueblo, aunque sea muy turístico, un restaurante con una cantidad de referencias tan grande, dispar y bien seleccionada (más de 300 referencias). Al acabar la cena Sergio nos agasajó con un estupendo mezcal de la tierra de Romina y una visita a su bodega. Repito, es un lugar muy interesante por su excelente comida y bebida y su exquisita atención. Por cierto no dejeis de visitar la tienda de vinos de Santiago, allí en Pedraza, es simplemente espectacular.
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