Segunda visita de este año, al restaurante Suculent, uno de mis fijos hasta ahora en bastantes de mis desplazamientos a Barcelona.
Fuimos a cenar, tres comensales, el sábado 29 de diciembre. Al llegar al restaurante la primera impresión que tuve es que había cambiado de sitio, y no me equivoqué, antes estaba ubicado en el n° 43 de la Rambla del Raval y ahora está en el n° 45. Pienso, que ocupa los locales donde antes estaba su restaurante vegetariano " 4 amb 5 mujades", que no se si ha cambiado también de ubicación o ha desaparecido. En el nuevo local, al entrar tienes que bajar cuatro o cinco escalones y te encuentras con una salita similar a la del antiguo, con la barra a la derecha y cuatro o cinco mesas enfrente, la diferencia es que por detrás se accede a otra sala mas grande con 5 mesas mas, en la que nos situaron, con una puerta que comunica con un pasillo que deja la cocina a la izquierda y que nos lleva a otra sala al fondo, que no visité.
No voy a describir nuevamente ni su cocina, ni su servicio, pues todo sigue igual o casi... y podéis consultar, si os parece útil descubrirlo, mis tres precedentes comentarios y los de otros cronistas de Verema que también lo han visitado. Su cocina continua siendo excelente y su filosofía general no ha cambiado, carta en la barra y menús en la mesa, pero cuando eres asiduo del restaurante y te gusta deleitarte tranquilo en una mesa, este sistema me parece problemático, porque los menús te obligan a comer ciertos platos que ya has degustado en otras y varias ocasiones... por ejemplo de los 5 platos salados que tomamos en nuestro menú, tres los habíamos ya tomado en otro menú distinto en nuestra visita de Enero del 2018. Si se pudiese comer a la carta esto no ocurriría y se podría disfrutar plenamente de su cocina.
Ahora, se está mas cómodo, hay mas sitio... en la sala en la que estuvimos las mesas son grandes, de madera, bien separadas las unas de las otras, desnudas, sin manteles, ni corre manteles, cubiertos y vajilla contemporánea de calidad y copas Riedel. El servicio de sala fue bueno y simpático pero algo lento. El servicio del vino sigue siendo el punto mas flojo, se ciñe estrictamente al descorche y primera cata y la carta no ha evolucionado demasiado en relación con la ultima visita, me siguió pareciendo corta . Han habido cambios en el personal de sala, no reconocí a ninguno de los camareros actuales, ni al jefe de sala.
Decidimos tomar el menú Los Clásicos a 48 €, agua y pan incluidos, porque era el mas corto, compuesto por 3 aperitivos, 5 platos salados y dos postres.
Paso a detallar nuestra cena :
Primeramente nos trajeron un coctel de bienvenida "Adonis", del que no recuerdo su composición, pero si que puedo decir que estaba muy rico. Este provenía de su coctelería Sol y Sombra, situada al lado del restaurante.
Seguimos con tres aperitivos, al centro de la mesa :
Gelée de taronja amb olives Gelée de naranja con olivas. Refrescante y buen preludio.
La Nostra Waldorff Nuestra Waldorff . Presentada sobre una penca de apio. Una versión muy personal que guarda la esencia de la original. Buena.
Croqueta de cua de vaca i trompetes de la mort Croqueta de rabo de vaca y trompetas de la muerte. (degustado en los distintos menús tomados en 2014 y 2016). Perfectamente cocinada. Muy sápida y muy buena.
Platos :
Cebiche de gambeta vermella, aldvocat i blat de moro Ceviche de gambita roja, aguacate y maiz. ( Degustado también en otro menú distinto en Enero del 2018). Sabores intensos y bien diferenciados, bien equilibrado. Excelente producto, fresquísimo. Fue un inmenso placer devorar las cabezas de las deliciosas gambas de Palamós y mojar el excelente pan del restaurante en su salsa.
Ajoblanco amb sardina fumada i ous de truita Ajoblanco con sardina ahumada y huevas de trucha. (Degustado en otro menú en Enero del 2018). Muy rico. Buen maridaje de la sardina con la sopa fría de ajoblanco
Steak tartar tebi sobre moll de l'os a la brasa i patates soufflés i tobiko Steak tartar templado sobre tuétano a la brasa y patatas soufflés y tobiko. ( Degustado en otro menú distinto en Enero del 2018). Un clásico de Toni Romero, una combinación perfecta de contrastes y sabores, perfectamente condimentado. Riquisimo.
Las fotos de los siguientes platos, dado que en Verema solo pueden cargarse seis, aparecen en el primer comentario
Rajada a la mantega negra i puré citric . Raya a la mantequilla negra y puré citrico.. Perfectamente cocinada. Una delicia
Costellam Ibèric amb coco tendre i suc thai. Costillar de cerdo ibérico con coco tierno y jugo thai. Coccion perfecta y textura excelente de la carne, que casi se deshace. Plato Sabrosísimo y riquísimo. Un platazo.
El pan que acompañó la cena, fue muy bueno.
Finalizamos los platos salados a las 22h y hasta las 22h20 no apareció el primer postre, lo que denotó una mala sincronización entre la sala y la cocina. Es la primera vez que esto nos ocurre.
Postres :
Mandarina amb pastanaga al Grand Marnier i crema de vainilla. Mandarina con zanahoria al Grand Marnier y crema de vainilla. Un postre totalmente anodino y servido a dosis homeopáticas. La foto corresponde a lo servido para tres personas.
Pastis de xocolata, avellanes i mandarina. Pastel de chocolate, avellanas y mandarina. Diferentes texturas (crujientes y suaves) y sabores hacen que este postre sea delicioso. Muy bueno
Para beber tomamos además del agua Km0, una botella de vino blanco crianza de agricultura biodinámica, fuera de carta y el único que poseían con barrica Planètes de Nin DOQ Priorat 2017 . Celler Familia Nin-Ortiz, Porrera. Cepajes 100% Carinyena blanca (un cepaje poco común en el Priorat). Viñas muy antiguas. Crianza de 6 meses en ánforas de barro y 3 meses en barricas de roble. Vino amarillo pajizo, graso, con mucha personalidad, elegante y persistente en boca. Acompañó bien la cena.
Finalizamos con 3 buenos cafés, ofrecidos por el restaurante para hacerse perdonar por las demoras y tiempos muertos.También nos propusieron una copa de cava pero decliné la invitación.
La cuenta ascendió a 61 €/persona. Muy buena RCP, aunque en esta ocasión debido a la falta de coordinación en los tiempos de servicio entre la sala y la cocina, voy a darle una nota de buena, que pienso que reflejará mejor el desarrollo de la cena. Reitero mas o menos lo mismo que dije en mi visita de Enero 2018 pero con ciertos matices, " cuando se va a esta casa de comidas hay que tener en mente que sobre todo se va a disfrutar de lo que hay en el plato, de la buena cocina que elabora al frente de los fogones Toni Romero y que el resto del entorno no debe tener mayor importancia... aunque se haya agrandado, no es el lugar perfecto ni para una larga sobremesa ni para una velada romántica. Muy buena cocina de proximidad, de temporada y de producto perfectamente elaborada. Me gustaría matizar que preferiría que este restaurante permitiese que el cliente pudiese elegir libremente entre los menús y la carta, en mesa, como se hacia cuando lo visité por primera vez en el 2014. Cuando ya se conoce el restaurante y se visita al menos una vez al año, los menús pueden resultar repetitivos ( mismos platos en los diferentes menús...) y a veces demasiado largos ... Mucha noches puede apetecerte disfrutar, sentado en la mesa, de ciertos platos de la carta por que te vienen de gusto en ese momento sin estar obligado a tener que elegir un menú completo. Espero que el restaurante cambie esta filosofía, porque me fastidiaría no volver regularmente como lo hago. Si ésta sigue así, mis visitas serán desde luego mas espaciadas. Sigo recomendándolo, se come muy bien.