Imposible encontrar anoche ni una de las virtudes expresadas en los comentarios anteriores salvo lo referido al lugar, un antiguo monasterio del siglo XVI transformado en palacete en los principios del XX.
Para empezar no esperan ni a que te sientes para preguntarte si deseas tomar un aperitivo.
Pedimos una botella de champagne que nos intentaron servir EN COPAS DE VINO. La verdad es que me quedé escandalizado de la falta de profesionalidad demostrada, un fallo IMPERDONABLE en un restaurante cuya factura es la que es. No volvieron a llenar las copas ni una sola vez en toda la noche.
El pan parecía de supermercado, cortado a rodajas como en un vulgar bar de tapas.
Pedimos el Menú Gastronómico. Correcto, pero nada fuera de lo común. Pedí la carne al punto y la trajeron algo pasada. La ostra muy buena.
Creo que los sitios hay que valorarlos acorde a su relación calidad-precio y el servicio de este local es de bajísima calidad si lo comparamos con el precio que pagamos.
Una pena, no volveremos.
La leche, y yo que me lo he perdido :-(
yo tampoco los he leído Javi.
Cada día alucino más con algunos individuos que no tienen el más mínimo reparo en criticar sanguinariamente el trabajo de los demás, pero que son totalmente incapaces de recibir ya no una crítica al suyo, sino una simple pregunta sobre un tema puntual.
Y encima son capaces de escribir algo como "Hay que saber encajar los comentarios negativos".
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