Fuimos tres parejas, con ganas de comer bien, tranquilos, y charlar

Fuimos tres parejas, con ganas de comer bien, tranquilos, y charlar apaciblemente. Magnífica comida pero constantemente interrumpida por camareros con variopintas explicaciones sobre los platos y como catarlos. Comimos bien pero no pudimos hablar. Al parecer se trata de admirar la buena obra de la sra Ruscalleda. Sólo eso.

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