Local situado en plena huerta de Valencia, típica casa de campo adaptada a tal efecto, tiene su encanto.
De entradas tomamos unas tellinas, buena materia prima y sin apenas manipulación, perfectas de sabor y unos chipirones con ajetes, exceso de aceite, no terminaron de gustar, como plato fuerte una paella valenciana de pollo y conejo, hecha a leña que es de agradecer ya que cada vez quedan menos locales que preparen los arroces a leña, el arroz suelto y en su punto de cocción, muy buena.
Postres caseros con buena pinta, nosotros pedimos un pastel de café para compartir que nos sorprendió gratamente.
El tema del vino es punto y aparte, les queda mucho camino en este tema, se limitan a abrir la botella y dejarla en la mesa, pedimos un Pago de Tharsys vendimia nocturna (18€) y no nos trajeron mantenedor, copas correctas sin más. La carta se centra en vinos Valencianos.
Local al que ir para disfrutar de un buen arroz.