Después de leer tan buenos comentarios en varias guias (Michelin, Gourmetour y Verema), fuimos al Lillas Pastias con muchas ganas, y salimos bastante defraudados. Los aperitivos fueron lo mejor de la cena: kikos garrapiñados, gazpachito, patatas bravas al estilo Arola (aunque las de Sergi/Ismael son mejores), royale de alcachofas y foie, y aceituna esférica. De entrantes pedimos una ensalada de bacalao con pimiento rojo y helado de coliflor (buen intento, pero el bacalao algo duro y los aros de cebolla fritos no pintaban nada en ese plato), y un arroz de azafrán con migas de aceitunas negras y gambas rojas (regular). Siguieron la ventresca con melaza de melón y cerezas (bastante bien, aunque el atún un pelín duro) y el rape con jugo de pata e ibérico (nada especial). De postre tomamos una tarta de manzana con helado de tomillo (caramelo puro, nada de tomillo, solo sabor a nata) y el trio vanguardia: bizcocho de remolacha con helado de coco, esférico de rosas y marshmellow de limón (el mejor, pero la remolacha frita no, porfa!); Trufa de yogur (como un merengue, estaba bien) con falso caramelo (de regaliz, demasiado amargo) y crema de mango (en el conjunto, mal juntados); y la pera con regaliz, tierra de café, helado de queso y espuma de caramelo (demasiado sabor a caramelo y amargor a la vez). Bien el servicio de vino. Precio para 2 pax: 140 EUR. Total, disfrutamos muchísimo más las experimentaciones del Callizo en Ainsa!